
Varias veces he mencionado la palabra empatía,
y he contado historias que se basan en la existencia o no de ella,
en otras ocasiones la he pedido también.
La empatía me la enseñó mi profe de matemáticas de básica
(claramente nada que ver con matemáticas,
pero en una clase de esas que si te dejan algo).
La definición es algo así:
"es la identificación mental y afectiva
de una persona con el estado de ánimo de otra"
corta.
Hecha la introducción del caso,
hablaré de la empatía del volao...
No kreo ke sea necesario definir el segundo término.
...
Era un viernes,
casi medianoche,
íbamos la sole y yo en una micro
con destino a bellavista a pasar un buen rato.
Nos subimos en estación central,
y han cachao que las micros tienen una clientela
bastante especial en los días de carrete a la hora del carrete?
te encontray de todo,
gente en grupo muy bulliciosa,
tomando, todos se ríen,
y si ya es muy de madrugada incluso
puede subir un doble de los Beatles
y hacer cantar y aplaudir a la micro entera (cierto Pedrito?).
En fin, uno sabe que se encontrará con cosas extrañas,
divertidas y hasta peligrosas
y que la gente no anda con el mismo animo ni con los mismos fines
que a las tres de la tarde.
Estábamos con la sole en la mitad
de una cuncuna del transantiago,
yo estaba agarrada del fierro
y hablábamos de no se qué.
Al frente de nosotras iba una pareja meta tirando,
mas allá un grupo de gente de negro muy ruda,
al fondo de la micro estaban tomando en vasos plásticos.
Todo muy acorde al contexto de una micro kon ese destino y ese horario.
De repente siento que me tocan uno de mis dedos
de la mano con que estaba agarrada al fierro,
de hecho no fue un dedo, me tocaron con la punta del dedo,
una de mis uñas.
Me di vuelta por reflejo
y vi a un hombre de unos veintisiete muy gordo
y con la vista pegada en mis dedos.
Cuando se dio cuenta que lo estaba mirando,
se asustó y se puso nervioso deshaciéndose en explicaciones:
- Disculpa! disculpa oye, porfa, es que no se!
el color de tus uñas... es como no se,
me llamo mucho la atención y quería tocarlas,
y las toqué, chucha perdón flaca,
en serio, disculpa.
Yo lo miré y al ver sus pupilas dilatadas,
ojos rojos y extraviados me sonreí,
no importa le dije y me di vuelta,
la Sole me miraba con cara de que no entendió nada.
Lo que pasó es que el hombre iba volao,
y en esas volás en que te pegas en las cosas,
cuando a las neuronas les cuesta hacer sinapsis
y divagan y se pegan y piensan tanto las cosas
mas sencillas y se vuelven complejas
y dignas de analizar durante todo el tiempo
que te acuerdes de lo que estabas analizando.
Quizás en que volá se fue con el color de mis uñas
que necesitaba imperiosamente tocarlas,
pero quien soy yo para decirle que no!
a tan inofensiva y curiosa volá?
nunca sabré lo que pensó,
pero si supe en que estado estaba
y que yo he estado así mismo
y que las volás son sagradas,
no se interrumpen, no se cuestionan,
se viven, se disfrutan, se comparten,
pero no se cortan,
no podría haberme enojado con el tipo gordito
que creyó que me enojaría.
Quizás alguien que no disfrute de ese vicio,
no lo hubiese entendido y si se hubiera molestado.
Horas más tarde Sole y yo estábamos
en el mismo estado que él bailando hueás
que ni una de las dos cachaba, en un lugar con gente
muy distinta a nosotras y nos daba lo mismo,
pero por lo menos nadie nos interrumpía
y al pensar en él más lo entendía.
La foto es de ese día... Con ese color de uñas.
Esa es la empatía del volao, practíquela si usté lo es, y si no, también :)