miércoles, 28 de mayo de 2008

La puta chaqueta

Ésta una de las vendías mas flaytes y vergonzosas
que me he pegao' este último tiempo,
quizás años, quizás en la vida.

Dentro de mis cualidades destaca el ser impulsiva.
Entre mi amigos son conocidos mis "Noazos"
y las echás de foca
de las que a sido testigo mi sufrido

amigo Pedro Pablo por ejemplo,
que terminan en frases como:

- Noe hueón, el loco era tres veces mas grande que yo,
ve bien con quien te paray, no vei' que yo tendría

que entrar a defenderte después?

Si, no la pienso mucho,
si algo me molestó o me sentí pasada a llevar yo o alguno de los mios,
reacciono en dos tiempos y me da lo mismo.

Por esta misma razón suelo andar a la defensiva por la vida y bastante alerta,
cosa que como en esta historia me jugo una muy mala pasada.

Ya contextualizada la protagonista, procedo al suceso:

Era un lunes en la tarde, tipo 4pm,
estaba yo con mi amado novio sentada en una banca,
al frente de mi universidad, a la subida del metro,
ahí donde es una china que dice

- Alollao plimavela lico lico.

Estábamos esperando que fueran las cinco para volver a clases,
cosa que en realidad nunca fue, porque él me rapto ese día
y no entré nunca mas a clases...
Entonces, como ya estaba decidido y no había apuro,
hablábamos de la vida, de nosotros, los cangrejos.

De repente una señora se sienta en la misma banca
en que estábamos nosotros,
como si sobrara mucho espacio.
entonces el Ale me queda mirando con esa cara de
"Ssshhh ¿y ésta se cree muy flaca?"
Habíamos quedado bastante estrechos la verdad.

En eso, mientras el Ale me miraba en silencio a mi
y luego a al señora y luego a mi de nuevo y así un buen rato,
siguiendo con su mirada que arrojaba frases como
"¡Y no se pegá la ascurría! mírala!"
noté algo...
La señora estaba acomodando entre sus brazos
una chaqueta de polar verde...
Igual,
idéntica,
la misma
¡que yo andaba trayendo ese día!

Sin pensarlo dos veces estiré mi mano
pasando por encima del Ale y llegando a la chaqueta
que sostenía celosamente la vieja guatona,
la tironeo fuerte mientras le digo:

- ¡Oiga señora! ¡Esta chaqueta es mía!

La señora me miró con una cara de espanto
de quien cree que le van a robar,
pero ¡Oye! ¡Ella me estaba robando a mí!

En eso mi cuerdo novio interrumpe la escena diciendo:

- Mi amor, TU chaqueta la tení puesta.

Me detengo,
me miro,
y me quise morir.

En efecto,
MI chaqueta polar verde la tenía puesta.

¿Y ésa?

Era de la señora no ma' poh,
coincidencias de la vida.

Yo entre que lloraba y me reía,
por un lado me aliviaba que fui medianamente sutil y no le mandé un rosario...
Quería desaparecer, que cayera un meteorito o salir corriendo a tomar el metro,
mientras me tapaba la cara cual Bolocco.
Lo más cercano para huir eran los brazos del Ale,
de donde no asomé ni la nariz hacia fuera
en por lo menos diez minutos,
mientras lo escushaba darle a la señora
todas las explicaciones correspondientes.

Así y todo la señora se cambió de banca
y yo sentía que me miraba igual desde allá.
En realidad después sentía que hasta la china
del alollao plimavela había dejado de vender
para acusarme con la mirada.




lunes, 19 de mayo de 2008

.Punto seguido


¿Hasta que punto se puede demostrar un sentimiento sin que se muestre inalterable?
¿Hasta que punto puede ser dañino algo así?
¿Hasta que punto alguien se puede confiar de otro alguien?

(los dos están en la misma condición de "alguien")
¿Hasta que punto es reprochable una acción reprochable cuando el que actuó es alguien que importa?
¿Hasta que punto se puede convivir olvidando vivir?
¿Hasta que punto se puede vivir olvidando convivir?
¿Hasta que punto se puede pensar que se ama sin sentir que se ama?
¿Hasta que punto se puede evitar una conversación teniendo otra conversación?
¿Hasta que punto llega la confianza y por donde se devuelve?
¿Hasta que punto de este aquí vamo' a parar allá?
¿Hasta que punto espero a pesar de los "peros"?
¿Hasta que punto importa que no me interesa algo que debería interesarme?
¿Hasta que punto me convenzo de cosas que no creo?
¿Hasta que punto espero que pase, si nadie vendrá a hacerlo por mi?
¿Hasta que punto puede llegar mi resistencia a creer cuando se retractan?
¿Hasta que punto puede llegar mi ingenuidad cuando perdono?
¿Hasta que punto se doma a una fiera? quien sabe.
¿Hasta que punto se debe callar cuando se sabe que es mejor no contestar?
¿Hasta que punto me importa lo que escribí en la linea anterior?
¿Hasta que punto pasa piola todo lo que estoy tratando de gritar?
Hasta que no sepa contestar todo esto, no habrá punto.







miércoles, 7 de mayo de 2008

Yo no me sentaría en su mesa

(Así como conversando)

De vez en cuando uno escucha por ahí,
"Si, era mi amigo, pero ya no",
yo misma me lo he oido decir varias veces...
Muchas en realidad...
No quisiera confesar que son tantas,
pero así lamentablemente es.

De tanto pelarme las rodillas,
empecé a caminar chueco
y aparte de las cicatrices,
uno se ata mejor los zapatos.
Y cambia.
Con los demás, por supuesto
a las finales,
son ellos quienes te hacen
perder la ingenuidad y la fe.
(Entonces si, también cambio yo).

Antes
yo conocía a mucha gente,
hablaba con mucha gente,
siempre estaba conociendo más gente,
ahora ignoro a mucha gente.

El porqué fueron así conmigo
no me lo quiero cuestionar,
las razones que tuvieron las saben sólo ellos,
lo que si sé
es que apesar de que ellos
fueron los desleales conmigo,
yo tuve una gran culpa;
el creerme la excepción.


Me explico,
tu veí que una persona es por ejemplo envidiosa,
y tu decí:

- Aaaaah pero es mi amiga, a mi no.

Mentira, caca,

Así es y punto.

Uno no es intocable ni impermeable
a esas cualidades mal parías.

Por eso es que hoy odio a la gente mas que nunca,
porque la observo mucho y descubro como se comportan con los demás,
y si veo una mala actitud me alejo sin pensarlo ma',
y por ahí me dicen:

- Oye pero si no te ha hecho na' a ti!
- Y qué? Tengo que esperar a que venga por mi? No.

De la gente con malas actitudes,
se sospechan malos sentimientos,
y yo más riesgos no tomo,

Me costó varios años sanar heridas de amigos que al final no lo eran,
los novios se van porque se cumplen ciclos o porque no eran pa' tanto...
pero los amigos deberían quedar... y que no estén , eso si duele.

Aunque quede de rota, de pesá, de cortante...
Yo no me sentaría en su mesa.
Como quizás usté tampoco en la mía,
veo que ata muy bien sus cordones.