miércoles, 31 de marzo de 2010

Alego inocencia (visita al bosque)


Con mapas, linternas, pasajes, lupas y llaves,
Son capas no eternas, claves se ocupan, lo sabes.
Combata impaciencia, coraje ofusca y acabé
Novata en la ciencia, viaje a oscuras, lo vales.
Fogatas inquietas, vista en altura, sí, soles.
Lejanas las metas, traje, costura, hay errores,
No grata me vetan escoje holgura a horrores,
Lo lata es que venga, encaje usura y colores.

Caries, rudo, picar, tensión, sangre, ungüento.
Bares, crudo, fijar, pasión, hambre, momento,
Lares, muros, viajar, reacción surge, atento,
Mares, desnudo, girar, dirección, urje, secuestro.
Amar es puro, mirar, confesión, ¿lo ves? es nuestro,
Tal es, que pudo obviar condición, con fé en cimiento.
Dar es duro y cantar la canción, triste. No miento;
Nadie pudo delatar versión, misterio es cuento.

Caballero, consejo: el negro ya es bastante oscuro;
Callar, hierro, entrecejo, ogros gigantes, cianuro,
Cabaleros, conejos, milagros delante y conjuros.
Aval no bueno es el dejo agrio, adelante, murmuro.
¿Calar?, bueno, te dejo. Peligro andante, circulo,
Vaya sincero el pellejo, calibro aparte, concluyo;
Va ma' o meno' Vallejos: abrigo, guantes y ludo,
duda, pero ¿tan lejos, amigo?.. Ofende, lo juro.


María Antonieta.

domingo, 28 de marzo de 2010

Lejos de un best seller

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- Tú lees todo lo que sucede alrededor - sentenció después de escucharla teorizar sobre algo que pasaba cerca de ellos.

- Quizás por eso escribo - dijo concluyendo una hipótesis concebida en el mismo instante a aquél libro que, subestimado por quién sabe qué razón, pareciera haber olvidado que es digno de un lugar en cualquier biblioteca y por lo tanto, ser leído por ella o por cualquiera que ocupe algo de tiempo en descubrir.

- ¿Sí?

- No sé. Podría ser... ¿o no? - le preguntó dudando liviana de sus palabras para seguir hurgándole las páginas a él.

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sábado, 27 de marzo de 2010

En tu pared argentina

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Mujer perdida de tantos caminos
corridos, caídos: pruebas volar,
difícil sólo por desconocido,
problema inmediato; ir y confiar.

Puedes inventar lo que has vivido.
más nunca olvides cuál fue la verdad;
de tanta lluvia abandonas el nido,
otros se aferran por terquedad.

El frío de ahí fuera te miente,
verás cuando te hierva la sangre,
entre todas las cobardes, valiente.

Te sueño ya, porcelana de carne
que eres, naciendo a diamante,
encontrando todo lo que no antes.



A Coloreada.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Vestirse debe venir de verse y verse de verso

Ver ropa es un acto masoquista y entretenidamente depresivo. Jamás podría comprar todo lo que me gusta. Declaro una debilidad por los abrigos y lanas cuando llega el otoño. Mayúsculo el problema porque cada prenda está en mínimo tres colores. Pero no me aflige no tenerlos, ni siquiera hago el esfuerzo de conseguir dinero, sólo miro y me lamento el lapsus que dura el largo de la vitrina, de ahí vuelvo a pensar en que me gustaría estar en mi pieza tomando jugo. Lo peor es cuando te atajan curioseando y te dicen cosas como usted es blanquita y flaquita, cualquier cosa y color le quedará bien y uno entre que se halaga y se enchucha, porque sí poh, medio consuelo, ¿me van a hacer un descuento por eso? No. Como sea, la ropa está sobrevalorada; las marcas, las tendencias y los referentes aún más. Menos mal que nací pobre, sin ambición ni complejo de barbie.

Mientras me probaba un polerón hice un comentario no muy conforme acerca del cierre de éste y la respuesta de la vendedora creyó solucionarlo todo diciéndome pero se está usando harto que sea así el cierre, lo llevan mucho. Pensé; cuando yo quiera algo que se esté usando harto tendría que partir por botar tres cuartos de mi ropa, cambiar de amigos y de hábitos. Así que le sonreí como diciéndole cállese y ella sonrió como diciéndome entiendo. El comentario de la lola, amable ella por lo demás, no se le ocurrió a su mentecilla recientemente comerciante en un despilfarro de creatividad, no. Es un argumento tristemente usadísimo. Tanto, que debo confesar tuve que recurrir a él más de alguna vez en mis tiempos de vendedora en una juguetería china y de promotora de Hello Kitty. Es probado, eficaz y mecánico; si se usa harto, se lo llevan, feo o inútil, se lo llevan, convencidos de que si alguien se lo llevó, por algo fue, así que envuélvamelo y sabe qué? deme dos mejor.

Tan perdidos, lejos de sí mismos, buscándose en maniquíes resueltos como puzzles de dos piezas, encontrando en otros lo que quisieran ser y como no harán más esfuerzo que el querer, aparentan. Y se alejan tanto de si al unirse al de al lado. Muchas veces sólo porque está al lado; el azaroso entorno influye en el comportamiento. Dimensionen; qué hueá más cómoda y trivial. Entonces que resulta; modelos combinados y socialmente aceptados que olvidan su nombre cuando se les pregunta cuál es, porque están demasiado ocupados en identificar de qué marca es la polera que traes. Quizás se sentirán complacidos si les respondes tranqui, soy un gatito, igual que tú. Entonces te responderán con un un dulce y patético miau.


(Clonazepam es mi copiloto)


martes, 23 de marzo de 2010

(200) Nights of Winter

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Entre el invierno que te conocí
y el otoño que te tendré;
nevó en primavera,
con intermitentes tormentas de sol,
y uno que otro incendio.
Llovió el verano,
y aunque las nubes eran de colores,
desaturaban luego al gris.

Pero como a la naturaleza,
por más que se le intente detener,
avanza como la vida misma,
amanecían arcoiris;
de tu ventana a la mía,
de mi ventana a la tuya.

Entre el invierno que te conocí
y el otoño que te tendré ;
hizo más frío
que el otoño e invierno
que vendrán.
Están ahí,
después de la luna,
a la vuelta de la esquina,
de la tuya o de la mía,
porque estaremos mirando
por la misma ventana.



María Antonieta.

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lunes, 22 de marzo de 2010

Mujer perdida encuentra rumbo


.Coloreada se agarra la cabeza y entre medio de sus dedos aparecen sus pelos cortitos; con la mano derecha sostiene un ron y con la izquierda un cigarro... Su cara justo al medio luce como un vicio más, cayendo en sobredosis. El hielo se desvanece, la nicotina se consume y .Coloreada se hunde. No debate sobre la música de los 70' como el resto de los contertulios. Está absorta en sus quince años complejizados por ser veintiuno. Naranjas la mira de esa forma que ambas conocen; por un ojo le pide que basta y con el otro le suplica que lo haga por las dos.

- Hueona, te juro que estoy tratando.
- Tratando poco y nada. Estás buscando en el silencio y por otro lado bebiendo hasta que se te olvide lo que buscas ¿Deja de pensarlo un rato y disfruta?
- ¿Tú puedes?
- Sí, estoy pudiendo.
- Mentirosa, te quedaste sin batería, eso es todo.
- Bueno, pero no estoy pidiéndole el celular a nadie. Nada que hacer hasta mañana cuando vuelva a mi casa. ¿En cambio tú? ¿de quién es ese celular?
- No sé, de alguien.
- ¿Ves? Ni lo intentas.
- Pero es que ¡está aquí, allá, abajo, sobre, adentro!
- No hueona, lo único que veo yo es una bella mujer opacándose y enamorada de un fantasma que ni siquiera se molesta en penarla.
- Es que te juro que si me dijera ¡haz esto! ¡yo lo hago! si quiere que me relaje, lo hago, si quiere que me comporte como una zorra, ¡la más zorra sería! Naranjas... Yo sé que lo haría feliz, eso es lo que no entiende...
- .Coloreada yo creo que sí lo sospecha pero ¿sabes cuál es el punto? Qué estos hueones son como niños con crisis existenciales aspirando a genialidades y ensombrecimientos... ¡Estos hueones no quieren ser felices! .Coloreada... Son poetas; o los amas sin condición o los haces mierda y tú de paso. De las dos cosas te culparán, pero se sabe que no es culpa de nadie más que de la sensibilidad oculta que evidencian sin querer y la existencia por alguna razón agradable que les representamos, qué se yo. Y el maldito tuyo, yo diría que más bien no tiene puta idea lo que quiere. Ahora, ¿puedes soltar ese celular y dejar de elucubrar redacciones psicópatas y notablemente ebrias de las que mañana sentirás vergüenza?
- Me iré a acostar mejor.
- Pero...

.Coloreada se fue a acostar. Naranjas habló con desconocidos durante unas dos horas. Luego de ponerse demasiado denso el debate sobre lo que es el todo y la nada, fue a ver a su amiga de hace tantos años dormir. Sopresa; no estaba en la habitación. Había ido a sacar pasaje de avión con destino a Buenos Aires y sólo de ida. La más valiente de todas las cobardes resultó ser la mujer perdida .Coloreada.



A M. Jóse Olivares que tanto extrañaré.

domingo, 21 de marzo de 2010

Noemí murió, entonces:


Hay un cuaderno siempre sobre mi cómoda. Dentro hay cartas personales con claros destinatarios para ser leídas por ellos y sólo ellos después de que muera. No es que me quiera matar ni que crea que suceda luego, pero en la erradicación de la soberbia por estos pantanos salió a la luz en mi espejo la condición mortal, y quién sabe. Mañana puedo no estar, y no quiero andar penando a nadie por dejar algo pendiente, qué lata. Al escribirlas obvio fue el llorar por lo que callo y sonreír porque lo dije. Me basta con que una persona recuerde esto, pero como también puede morir y en el peor de los casos antes que yo, necesito unos cuántos más que lo sepan para asegurar que el correo funcione. Si voy a hacer una estupidez sentimental como ésta, mínimo hacerla bien. Aviso que si me suicidio un día, será de sobredosis de heroína y no otra cosa. Para que le adviertan a los forenses y así no me hurguen mucho. Si no me volaron lo cesos y puede verse mi cara en el ataúd, píntenme los labios del color que uso siempre, pero no cargado. En mi funeral que no vaya nadie que me caiga mal y que nadie que me conoció poco hable como si lo hubiera hecho mucho. Ah y no me pelen, es mi funeral pero los voy a estar escuchando, giles. Apaño que los más cercanos después del funeral vayan a drogarse o embriagarse en mi nombre y recuerden mis historias más insanas, pero riéndose, sino no. Vayan a verme de vez en cuando y léanme algo. Que alguien rescate algunos de estos escritos, los imprima y los regale en la Plaza de la Aviación y que otra persona luche porque no aparezca mi primer nombre en la lápida. Si no pescan, me daré la paja de penarlos uno por uno y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, amén.


sábado, 20 de marzo de 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

Chao nochecita

Las estrellas brillan sin fuerza, tienen pena de que la ciudad las usurpe. En medio de aquella tristeza mansa, nace la inspiración de los que sufren por encontrar paz. Qué sabe la gente que se asombra con el sol y su obviedad sobre los solitarios con las venas hinchadas por soñar despiertos entre los dormidos. Las horas son provechosas y la soledad no se siente, porque es compañera, cómplice de diálogos internos y creaciones silenciosas. En cambio el día se malgasta en meras banalidades y la soledad se siente al existir posibilidad de compañía. Tan díficil es para un noctámbulo volver a vivir de día, como para un pájaro caminar. El encanto de la oscuridad no la podrá descubrir nunca quien le tema a sus propias penumbras. Valiente siempre ha sido quien se aparta. Deberé bajar al mundo de los despiertos y sus afanes muy pronto. Brillaré como estrella en el día, como sol en la noche.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Hablándote sin yo decir ni tú oír I

Despertar es sin duda el peor momento del día. Gracias por hacerlo más grato. Te echo de menos. No sé que me pasa en este instante, es angustia o ansiedad. Quiero escribir, y no sé de qué. Quiero fumar, pero lo hice recién. Hoy fue un día muy sano. No habría podido si no existieras de la forma en que existes para mí. Mi pelo enrarece junto conmigo. Sé que me veo tan distinta a antes. Quieren juntarse mis ex compañeros y creo que no tengo nada/demasiado que decir, asi que mejor no iré. El tiempo, aunque pareciera que lo desperdicio, no es así. Hambre, yogurt, momento... Alguna vez lloré al abrir la puerta del refrigerador, espero no sentir ese escalofrío nunca más. Pensaba; tengo buenos amigos y otros que no lo son. La gente alrededor. Cada día soporto menos a mamá. Le contesto todo seco, con un tono que entre líneas deja ver que no quiero que me hable de nuevo, pero ella no entiende esos códigos o lo intenta muy poco. Signo de agua tenía que ser, sentimentalismos y todo eso. Me siento mal por ello, pero el carácter es más fuerte parece. Y ser entre una niña de doce y una vieja de cincuenta está brígido. He bajado unos cinco discos a la suerte de la olla más o menos y nada bueno ha salido. Mala noche por eso. Un amigo le contó a su mamá que fumaba marihuana. Lo reté por no hablar conmigo primero. Hay una razón potente tras años de silencio. Podría volarme en este momento, pero no tengo con qué. Lo de hoy fue realmente insólito, me junté con ella y fuimos por pizza y jugo, sé que te dije café antes de ir, pero hacía calor. Lo puedo lograr Clavito, y tú me tienes fe, no te voy a decepcionar. No tan luego al menos. Te echo de menos. Presiento que mañana me contarás cosas importantes. ¿Te dije que vi a dos mormones? Fue chistoso, te juro que les iba a preguntar que hacían además de no tomar café, hubiéramos resuelto un caso más querido Holmes. Pensaba en lo que soñaste anoche, y aunque fue sólo eso, un sueño, es muy eso, un sueño, de esos otros. La noche no es lo mismo sin osos. Tapita Nestlé dice "Demostrar tu amor vale mucho, y es gratis!" Claro, pero Nestlé que sabe sobre Entel. Oye me gustaron los monos árticos estos. No te enojes, pero su vocalista me resulta cada vez más interesante. Mi comentario es menos descarado que tu explicación de tus lentes de sol. Balanza en orden. Debería leer quizás, no estoy haciendo nada productivo, me tiene en pana tu no aparición. Tengo dos libros en espera; Márquez y Nietzsche. Uno livianito y el otro bastante pesadito. Con el revoltijo que tengo creo que será mejor el primero. Mi amiga hoy día me dijo que tú y yo nos vamos a casar. Lo dijo ella, nosotros nada que ver ahí.

... Sucede que termino de escribirte esto y apareces. Me llamas diciendo que no sabes porqué pero te despertaste. Lo siento. Fui yo. Te hablé muy fuerte. Adoro escucharte balbucear a estas horas en que no superas los siete años. Me mandaste por un tubo mis dos opciones de lectura, motivos de celos infundados de por medio, pero no te haré caso. Me puse mi capa de Súper Porfiada, así que vela. Buenas oses.



lunes, 15 de marzo de 2010

Mirándome la nariz noto lo lejano de los pies

Me gusta que no me quieras por bonita, suponiendo que lo parezco. Una vez alguien me quiso así y hoy puedo aseverar que nunca supo quién era yo. Debí darme cuenta cuando me presentaba a otros, cuando buscaba entre la gente miradas hacia mí tratando de afirmar su escuálida autoestima, cuando se alegraba con el asombro de sus amigos por mi compañía. En el momento que fue testigo de un poco de mi caos ya no le parecí tan bonita. Hoy él está con una bonita, lejos, muy lejos de lo que yo creo ser y entiendo que él nunca necesitó ni necesitará mucho más que eso. Lo cual no está mal, pero cualquiera podría, hay muchas. Y como he dicho siempre, no hay mérito alguno en parecer bonita. Siempre intenté que él me leyera o escribiera, buscando un nexo. Debí darme cuenta que no teníamos nada que hacer juntos cuando hacía notar sin querer que no le interesaban mis asuntos. Pero podía soportarlo, yo lo quería mucho, aunque nunca supe bien porqué. Le hecho la culpa a mi juventud. Él me creía inteligente, y eso le complicaba más que gustaba. En cambio tú, no me quieres por bonita, ni siquiera recuerdas la vez que nos presentaron, nada en mí te interesó en ese saludo y me gustó que así fuera. Te tomaste el tiempo de intrusearme y preguntarme desde lo muy importante a lo tan absurdo. Hoy, después de millones de respuestas, me quieres por todas esas cosas que no se irán de mí, por lo que soy y puedo ser, por los actos atrevidos e inéditos, por las maneras particulares, por los mundos que invento, por todo lo intangible que te hace reaccionar, por la sorpresa que vine a ser, por todo lo humano que te hace compañía, por la motivación que te significo, por todo eso en lo que sí tengo mérito. Y por si fuera poco, sé que te parezco bonita y no necesito que me lo digas.


-Nunca me dejas halagarte -dijiste demostrando que me conoces. Cerca, muy cerca.



María Antonieta.

domingo, 14 de marzo de 2010

Delirium tremens



Capítulo I

Las puertas del alma están enfermas, inflamadas, obstaculizan la entrada, cualquiera puede notarlo hoy. Hasta ayer no lo notaba ni ella, digamos, tanto. Y si miramos hacia adentro, ahí la tenemos; la cubre un manto pesado color soberbia y una corona enchapada en oro y latón oxidado. Está parada sobre unos tacones rojos altos y la cartera vacía. Ningún documento ni amuleto. Nunca un reloj en esas manos que no terminan nunca, son infinitas. Los bolsillos abastecidos de sogas, yerbas, psicotrópicos y por sobre todo brebajes que se administraba frente a cada posibilidad. Así luce, insanamente atractiva, como la cocaína, con esa expresión tranquila de ángel inmortal, la liviandad de viejo alzheimerico y la desfachatez de un ladrón invisible. Se ríe sin razón, teniendo tantos motivos para hacerlo con razón. Hablando de nada, teniendo tanto que decir. Ella entera era una maliciosa astucia disfrazada de estupidez, eso que algunos llaman locura.

Capítulo II

Lo siento, el deseo fue más poderoso, le dijo seguramente él, si se toparon en el infierno. Después de haberla invitado a beber esa noche y ya ambos en su casa, se percató que lo único que tenía para ofrecerle era ácido. Por no llegar con las copas vacías de vuelta de la cocina, se lo sirvió igual. Él se había vuelto inmune al veneno y el deseo de verla brindar y sonreír a su lado eran enormes. Tanto tiempo esperando ese momento, no podía dejarlo pasar. Ella siempre rechazaba sus invitaciones, pero esa noche estaba especialmente ida, lo que la hizo incapaz de advertir la trampa, que diremos de paso, jamás se imaginó de parte de él. Sucedió que la cita fue mortal para ambos. Cuando ella se dio cuenta del engaño, entre tos, sangre y temblores, lo mató de un solo escupo.

Capítulo III

¿Por qué me miras así, sin ganas de hacerlo? ¿Sueno muy deshumana o muy equivocada? ¿Por qué te estás imaginando en mi funeral? ¿Por qué no me reprendes como siempre? ¿Crees acaso que ya no podré salvarme? ¿Será que te agotaste de repetir lo mismo? ¿Ya no te parecen graciosos mis suicidios? ¿Tan cierto se volvió eso de que ya nada te sorprende de mí por creerme capaz de todo? ¿O entendiste que me duele más el silencio?

Capítulo IV

Se fumaba un pito mientras hablaba de su ebria vida. Cuando terminó, encendió un cigarro que le duró toda la tarde. En la noche sin poder conciliar el sueño, se dopó en pastillas para dormir. Soñó que se moría.

Capítulo V

- Oye.. ¿Tú no deberías estar pensando?
- ¿Y qué quieres que piense? Ya está hecho.
- Para atrás, obvio.
- Claro..
- ¿Y mañana?
- Mañana la misma mierda.
- ¿Hasta cuándo me ignoras con respuestas fáciles?
- Ya y ¿qué se supone que debo hacer?
- Lo que deberías hacer, y no hablo de quitarte la libertad de la que tanto hablas... Hablo de ti contigo, conmigo... Estás enferma por dónde se te mire...
- Pues no me mires, es sencillo, yo ya no lo hago.
- ¿Y te va bien?
- No mal... Bueno, ahora sí me fue mal.
- Es más que eso, es aviso, de esos importantes... ¡Me estoy inundando en aberración! ¿No deberías estar llorando?
- No te lo tomes a mal, ésta vez no es soberbia, pero creo que ocurre por un exceso anterior de ella...eee... ¿Digamos que se me olvidó cómo se sentía la culpa y su pena?...
- ¿Permítete intentar llorar para creer que aún tienes alma? ¿Para creer que no me morí?
- ... Eres insoportable a veces, ¿lo sabías verdad?... Ahí voy.

Capítulo VI

Apenas se quita la amarra de la boca, lo primero que hace es gritar. Grita fuerte. No sabe claramente dónde está, pero le es conocido el viento hostil y peligroso, no será grato venir a rescatarla. Piensa en que podrá, de alguna forma huir sola, lo ha hecho antes. Después de darse cuenta que no ha parado de gritar, considera pedir auxilio. Se escucha a sí misma parafrasear lo que debería decir. Suena horrible. Pero el lugar lo es más. Si se queda puede morir de mil maneras, de todas maneras. Confía en que alguien quiera creerle esta vez que no volverá a tomarse de rehén y decide gritar nombres. Antes de eso, dijo algo que no salía de su boca hace años y que sólo vino a demostrar que ésta vez sí que se perdió:

- ¿Dios? ¿Existes aún?


Capítulo VII

Se encontró a un amigo botado en la calle. Venía dentro de una cajita que decía "Amigo", así que no le cupo ninguna duda y se lo llevó consigo. Efectivamente él lo era. Le costaba comprenderla, pero la llegó a querer mucho en poco tiempo. La valoraba porque la encontraba distinta a las demás personas y se encargaba de recordarle quién era cuando ella se ahogaba en sus culpas que eran muchas. Estaba siempre disponible para ella con una palabra esperanzadora y cuando todo iba bien, la hacía reír como nadie más podía. Descubrieron que aunque se encontraron por azar, eran similares en lo esencial y en lo distinto se apoyaban. Ella llegó a la casa de él un día, se metió dentro de una cajita que decía "Amiga", tocó el timbre y ahí está.

Capítulo VIII

Una vez más. Miraba sus dedos cubiertos de barro y a cinco centímetros después, el acantilado. La diferencia es que ésta vez no siente deseos de saltar. De hecho no se dio cuenta cómo llegó allí. La mitad avanzó ciega y la otra mitad no la recuerda, iba demasiado entretenida. Ésta vez no quiere saltar, aunque seguramente si alguien la ve allí, creerá que se lo andaba buscando hace rato. Todos la vieron caminar ciega y entretenida. El barro de sus dedos le recuerda aquella historia del génesis, de la creación del hombre. ¿La habrán escrito así para estos momentos? piensa. Es difícil, pero si alguien pudo, ella también debería. Devolverse no es tan fácil como llegar y dar la vuelta. Entre el barro crecieron rápidas raíces adhiriéndola firme a ese suelo. Más complicado que eso es que surja la voluntad, estando tan débil, necesitando ser tan fuerte.


Capítulo IX

Debía. Corría el riesgo de perder lo más preciado que tenía; él. En su mente hizo un bosquejo de su carácter, sus sentimientos y sus maneras. A ellos los unían muchas cosas, pero por sobre todo, la similitud de sus atormentadas almas. Sintió qué era posible el entendimiento. Pero también podía enojarse con ella y no querer escuchar razones. Si lo perdía, tal como a ella misma, quizás se lo merecía y cómo se sentía tan despreciable, lo entendería bien. Era el momento perfecto para perder si tocaba hacerlo. Temerosa como una niña le contó lo que la atormentaba, sincerándose entre sollozos y balbuceos. Él como buen niño, entendiendo que la conoció imperfecta y frágil, la trató con inesperada dulzura y le ofreció su cálida ayuda para que no se vuelva a equivocar. Mientras ella lloraba, él la llenaba de caricias y pequeños besos. Cantaron una canción juntos, luego la mandó a jugar con el caballo de crin multicolor. Antes de dormirse, él le volvió a repetir que la ayudará, argumentó que ella lo ha ayudado mucho otras veces. Lo más importante; él le dijo que tenía fe en ella. Nunca antes como esa noche le dijo tantas veces que la quería. Ella confirmó por centésima vez que al menos ésta vez no se equivoca; ese niño es su mejor compañero, además de su persona favorita.

Capítulo X

Al sufrimiento y al desamor le he ganado tantas veces, pero yo, por lejos, soy mi peor enemigo. Empecemos; hay que recuperar el orgullo y el respeto. Soy bastante, no lo necesito, aunque todo acto pasado diga demasiado lo contrario. Es hora de decisiones drásticas por exceso de trampa, pero por sobre todo por probada debilidad. Hay mucho que ganar o hay mucho que perder. Esta vez sí. Ya basta.




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viernes, 12 de marzo de 2010

Lo que dijo el silencio


Movistar llamando a Entel.
Entel contesta, pero no habla.
Movistar tampoco habla.
No hay registro de comunicación alguna.
Cincuenta segundos después, Movistar corta.


... Me acabo de despertar y como se me estaba haciendo costumbre te llamé, aún con la cabeza bajo la almohada. Sé que no debería hacerlo, ayer viniste solamente a decirme que no querías ningún tipo de contacto conmigo hasta que solucione todo, y obviamente aún no hago nada. Me conoces, por eso no te hablo, y es que en realidad sólo quiero oírte, pero entiendo que no lo conseguiré, así que ¿déjame estar un minuto sabiendo que estamos oyendo el silencio juntos?... Gracias. Sé que esto no te molesta tanto como para cortarme el teléfono, y sí, me aprovecho de eso, tal como tú te confías de lo que siento y te permites poner condiciones e irte... Debes estar recién despertando también. Estoy en mi cama, de lado hacia la izquierda y in my imagination you're waiting lying on your side, with your hands between your thigh en la tuya, no esperando a que hable, ya te diste cuenta que no lo haré, tú tampoco lo harás, y hoy no se debe a tu manera de despertar callada que conocí... Hay silencio porque todo esto que no te estoy diciendo lo sabes, así como también sabes que haces falta. Aquí está gris, sé que allí también. Y ambos sabemos que podría ser peor, en China aún está lloviendo...

miércoles, 10 de marzo de 2010

de las Nieves

Razones tienen tus celos. Hay que ver como deslumbra lo que te pertenece. Quizás adviertes que aunque mi pensar esté sólo contigo, no niego compañía. Involuntaria de mí se luce, para deleite de ellos. Pero es que como no prestarles atención; llenos de mundos, ambiciones e ideales, dime tú. Una por todas puede hacer la diferencia, a cuantas quizás ayudaré sin tener nada que ver. Claro es que no soy la única, pero al hacer que lo piensen abre posibilidades y cierra prejuicios. Llegará otra. Créeme que de nadie debes sentirte inseguro. Aunque sea un placer tratarlos como corresponde, lejos de la histérica y la monotemática, lo evitaré. Resultará fácil si te quedas, contigo me sobra de todo y a todos, pero en tu ausencia no debía dejarme morir, así que mentí vida. Es probable que haya herido al sanarme, mas nadie me llorará, porque sabido es que yo no lo haría por ninguno que no seas tú. Pasa que aunque parezca lo contrario, resulté más fría que todas y la vulnerabilidad tiene sólo tu nombre. Pierde todo cuidado; tienes mi mente.

martes, 9 de marzo de 2010

Soneto II

Una noche soñé ambiciosa;
imaginé un encanto infinito,
una herida con dolor bonito,
y una tormenta no furiosa.

Con tal fuerza lo soñé que la ambición,
por discípula tan pura me instó,
a buscar en madrugadas, insistió,
que la noche es barata ilusión.

El sol a ciegos débiles calienta,
yo me quemé al hallar en el alba,
al encanto, herida y tormenta.
.
Y pasó que el hallazgo se tienta,
pero se escabulló con sabia calma,
hasta necesitar mi paz violenta.



María Antonieta Nadales.

lunes, 8 de marzo de 2010

Posta

Tengo la capacidad de separar y mezclar asuntos que no debieran ser separados ni mezclados y sin escrúpulos. Inevitablemente caigo en una honestidad que resulta deshonesta. Pero es tan humanamente real por estar tan descaradamente lejos de la moral impuesta. De lo único que pueden culparme es de respetar por sobre todas las cosas las necesidades de mi alma y cagarme en todo lo demás. No es tan fácil como parece; de partida hay que escucharse mucho y tener una balanza a la mano siempre. Ningún aparente impulso lo es, pasa que pienso rápido y actúo acorde. Y así es como la vida termina siendo un caos organizado reprochable, pero tengo la sensación de que tengo más paz que la mayoría. Y nadie puede juzgarme. Posta.

viernes, 5 de marzo de 2010

Ni que fueras Dios.


Aunque no te vea ni te oiga estás en todas partes.
Creo por fe, vivo en esperanza y asumo dogmas.
Me perdonas porque tu voluntad es incomprensible.
Te perdono porque sé que es amor.
Quién sino tú me salva del abismo.
Y, obvio, sin ti; el infierno.


María Antonieta.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Mañana

Ningún manto, emblema o insignia me cubrirá.
Me despojaré de todo intento de disfraz.
Empezaré a vivir con lo fundamental,
entiéndase importante más que básico.
Me iré de la ciudad y viviré entre cerros,
con ecos, vacíos y silencios.
Ya no me verá nadie más que mi sombra.
No tendré ninguna ambición de nada
que no sea llevar a cabo mi objetivo.
Ese día ya no tendré ni siquiera nombre,
seré sólo un ser humano.

martes, 2 de marzo de 2010

La verdad


Te miento cuando no te digo que te quiero, cuando no te hablo, cuando no voy.
Te miento cuando no te digo que te pienso todas las horas, todos los días.
Te miento cuando no me rio de tus bromas ni sonrío con tus halagos.
Te miento cuando te torturo con preguntas que sé las respuestas.
Te miento cuando te amenazo, cuando me voy y juro no volver.
Te miento cuando te miro con las cejas, gris y no te beso.
Te miento cuando verbalizo lo que siento, no alcanza.

Te miento porque a veces es necesario, pero no más que el nosotros.
Te miento porque no alcanza a dañar en nada nuestra verdad.
Te miento porque tú también lo haces y ninguno se lo cree.
Te miento porque nunca logramos enojarnos en serio.
Te miento porque el hacer o decir le sobran al sentir.
Te miento porque es inútil como mentirme a mí.
Te miento porque da igual, somos lo mismo.



María Antonieta.

lunes, 1 de marzo de 2010

Me disculpo de antemano


¿Será que el aislamiento voluntario a todo posibe núcleo al que se pueda pertenecer, léase familia, sociedad, patria y religión, finalmente me alejó tanto de la humanidad?

¿Será que el aborrecimiento a todo fenómeno masivo, que por multitudinario lo vulgarizo, el que me distancia de un dolor que no me compete y respecto del cual no logro sentir empatía?

¿Será que entiendo y acepto tan practicamente los ciclos de la vida y las vueltas del azar que respondo con tranquila frialdad frente a cualquier infortunio que pueda tocarle a cualquiera?

¿Será que tengo cómoda fe en los demás y les relego el porvenir confiando en que sabrán mejor que yo como hacer las cosas que sea que haya que hacer, desentendiéndome de toda acción?

¿Será que en realidad a todos les importa una mierda pero poseen cualidades que yo desconozco más como la diplomacia, la hermandad y la moral?

¿Será que el resto no se cuestiona el sentir frente a estos hechos y sólo reaccionan como deberían, actuando acorde a la circunstancia, pero si se detuvieran a sentir llegarían a una similar problemática?

¿Será que es sólo una muestra más que da crédito de mi eterno vivir escapando a la realidad que termina como siempre refugiándome en fantasías donde no ocurre nada malo si yo no lo permito?

¿Será que porque así como entiendo que si algún problema me aqueja recurriré sólo a los míos que sentencio y doy por obvio que el resto acudirá sólo a los suyos?

¿Será que de tanto estar, dormir, despertar y sufrir sola tengo la percepción de que todos lo estamos y hagamos lo que hagamos lo seguiremos estando y por ende qué tanto problema?

¿Será que estas cuatro paredes ya se volvieron mi mundo y concibo todo lo externo como un vago suceso a un millón de años luz en planetas lejanos?

¿Será que acostumbrada a vivir tanto el hoy como una niña no soy capaz aún de entender que mañana seré una mujer impajaritablemente responsable de mí inserta en una sociedad adulta?

¿Será que soy simplemente tan egoísta, desconsiderada, altiva, descorazonada, indiferente e insensible?

¿Será que estoy tan loca como creen y un pensar, actuar o sentir relativamente normal ya simplemente no se puede esperar de mí?

No sé.