domingo, 28 de febrero de 2010

La inmortal de los mortales


Conocida por desconocida,
justa por injusta,
cierta por incierta,
última por primera.

Nos sigue,
a todos,
basta el sólo hecho
de ser un todo.
No por cobarde pero
va por la espalda,
de unos cerca,
de otros más lejos,
ignoramos la distancia
hasta que respira
y nosotros no.

Nunca más se va,
porque por los otros vendrá más tarde,
y nadie está tan solo
como para que no lo llore alguien.

Podemos extrañar lo que no vuelve,
y allí reside todo, todo el dolor.

¿Pero que sería de la vida
si ella no existiera?

Puta musa insoportable
que condena al arte a existir,
y somete a los hombres
a la búsqueda,
donde se encuentran
aunque no encuentren.

viernes, 26 de febrero de 2010

Carta a Todos y a Ninguno



Estimados Todos y Ninguno:

Podrán eventualmente castigarme, condenarme a torturas, negarme permisos, imponerme obligaciones, prohibirme placeres, mandarme a prisión, censurarme, desterrarme y quitarme todo lo que poseo. Sin embargo, mientras piense y sienta por mí misma, seguiré siendo inagotable y verdaderamente libre.

Nada tiene que ver la libertad con el desnudo, el grito, el exceso o la huida. No son éstas más que vagas manifestaciones externas de lo prisioneros que nos sentimos, pero eso no es la libertad, qué burdo sería que lo fuera. La libertad es interna, vive en el alma.

Amen sin conveniencias, perdonen sin orgullo, rían sin discreción, lloren sin verg
üenza, mírense sin complejos, sueñen sin límites, fantaseen sin culpa, jueguen sin edad, disfruten sin prisa, apasiónense sin recato, discutan sin diplomacia, hablen sin tapujos, avancen sin camino, crean sin razones, piensen sin testigos, sientan sin freno, quiéranse sin el resto... Vivan sin horario ni calendario; en éste mundo, pero sin él.


Atte.,

Alguien libre, que es más fácil creerla loca.




jueves, 25 de febrero de 2010

miércoles, 24 de febrero de 2010

Les duele que a mí no

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Inútil resulta la ufanía,
que de falsa nobleza me percato.
Ocurre hasta en artesanía,
mientras menos puro es, más barato.

Sola en casa podría morirme,
prudente si escandalosos llaman.
Sí, los que amo podrían herirme,
pero sucede que ellos me aman.

Rumores delatan la importancia,
del interés malhabido que velan,
por obvio daño; la indiferencia.
.
Protagonista en propia novela,
sólo actores tienen residencia,
extras banales sin opción, no vuelan.
..
..
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martes, 23 de febrero de 2010

Mi deber frente al tuyo


"Te ayudaré a venir si vienes, y a no venir si no vienes"
Antonio Porchia.


Son demasiados errores en un sólo intento,
por eso me voy, para volver e intentarlo otra vez.

Son demasiadas manipulaciones para un hoy,
por eso me voy, para volver libre mañana.

Son demasiadas injusticias para el querer,
por eso me voy, para volver cuando quieras ser justo.

Son demasiadas torturas en tu alma,
por eso me voy, para volver a ser paz.

Son demasiadas señales inequívocas,
por eso me voy para volver.



María Blanca.


domingo, 21 de febrero de 2010

El silencio

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Siempre acogedor, verdadero, simple, absoluto, calmo y amado, de pronto indeseado, angustiante, temido, perturbador, terrible y odiado, entonces tuve que usarlo como extorsión, tortura, intimidación, rehén y castigo.


¿Ves lo que haces?



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viernes, 19 de febrero de 2010

jueves, 18 de febrero de 2010

En sepia



No sé si fue el frío, el cigarro o tú, pero me sabe a aquélla noche naranja en que fuiste a buscarme en madrugada para recorrer la ciudad a la intemperie e hicimos seguramente lo que nadie hacía, ni a esas horas muertas, ni con ese frío doloroso, ni con ese amor inminente; conversar horas bajo condiciones adversas sin el menor roce de nuestros cuerpos, desnudándonos, hablando de lo que al resto le arropamos, ¿habrá sido por la sensación de sentirnos únicos habitantes en el mundo? y digo únicos y no solos, porque esa noche supimos que no lo estábamos.



María Antonieta.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Papel en blanco


Cuando muera, no lo haré del todo, quedarán estos escritos. Por eso no quiero escribir hoy, porque inmortalizaría esta tristeza que me deja en un blanco que no es de paz ni de pureza, ni de luz ni de bondad, sino de pregunta sin respuesta, de adicción a la heroína y de silencios en blancas de dos tiempos entre palabras que se cortan.

Maldición. Lo hice otra vez.

martes, 16 de febrero de 2010

lunes, 15 de febrero de 2010

Carta de un domingo que empezó como sábado y terminó como lunes.



Ojalá al recibo de este pedazo de concreto rayado estés viendo la luna en París. Yo veo murallas blancas y nada más. ¿La salvación? Este lápiz.

Querido:

Si el suicidio es la rutina, normal es que no eligiera la vida. Aclaro que nada de eso lo decido yo y desde aquí me disculpo otra vez. Y es que seamos lo que seamos en esta vida, seguro es, que seremos siempre tormentosas contradicciones. Mientras eso no lo olvides ni lo odies existiremos en algún lugar, mirando un pájaro o un racimo de uvas. Hagas lo que hagas, no intentes jamás ser normal, aunque te sientas esclavo ¿puedes prometérmelo? Yo intentaré creer en mí la mitad de lo que lo haces tú. Te estaré eternamente agradecida de haberme coronado con pétalos en llamas.


Desde el psiquiátrico, llegando de un velorio...



...Sabes mejor que yo quién soy.



domingo, 14 de febrero de 2010

De cómo existe Ignacia Nadales


Somos transmisores con receptores del mismo alcance, a las mismas ondas. Tus señales son chillidos: turbios, fuertes y breves. Me controlan el satélite, con sus botones, palancas y antenas. Procura seguir teniendo el cuidado de no hacer de esos ruidos una melodía siquiera básica. El voltaje de las reacciones con mercurio es cosa seria. Riesgo inminente de corte circuito o pelá de cables. El peligro es bilateral y sabido; somos transmisores con receptores del mismo alcance, a las mismas ondas.

10.4




M. Antonieta

viernes, 12 de febrero de 2010

"Esto también pasará"


(Este cuento no lo escribí yo, ni siquiera sé bien quien lo escribió, pero al cabo da lo mismo. Desde hoy es parte de mí. Siempre dije que me haría un tatuaje cuando tuviera un sentido llevarlo hasta la muerte. Un místico se lo regaló a un anciano, el anciano se lo regaló a un rey, un cuento me lo regaló a mí, y aquí les voy)

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de su corte:

- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...

Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas - le dijo - manténlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía “Esto también pasará”.

Mientras lo leía sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquéllas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes y él se sentía muy orgulloso de si mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? – preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

-Escucha –dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba. El orgullo y el ego habían desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna emoción es permanente. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.


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jueves, 11 de febrero de 2010

Entrevista con El Libro al que su Autor confesó no querer.


- Hola Buen Libro.
- Hola Buen Entrevistador.
- Dígame, ¿Cómo se siente con esta situación?

El libro reordenó algunos textos y letras contestando así:

El rock que no oirán a menos que suene en la radio.
La visita indeseada para la soledad autosuficiente.
El patito feo que ni cuando cisne lo reconocieron.
La abeja que enseñarán a hacer miel, no a volar.
La prostituta menos rentable del proxeneta.
El nombre que tiene apellidos por legalidad.
La muerte que le quita seis vidas al gato.
El regalo que se agradece por protocolo.
La obligación que censuró a la libertad.
Las flores perennes del amante infiel.
La semilla albina de un rayito de sol.
El esfuerzo que nunca alcanzó algo.
El inquilino que ojalá parta pronto.
El pero culpable de la frustración.
La elección debida y no querida.
El accidente que deja en coma.
El feto con sida que da alegría.
La evidencia real del fracaso.
El pasado para los rencores.
No es casualidad que el texto que formó el libro parezca un barco en el mar. El autor escribió en él la historia de un primer amor en altamar que trajo sólo desgracias a los personajes. Cuesta comprender que el autor aborrezca su obra, pero hay que ver como no asume la gente su locura.





(Dedicado a mi Autora)




miércoles, 10 de febrero de 2010

No debí piensa tarde o El basurero.

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- Oye... Oye.
- ¿Ah?
- Esa no es la bip, es tu carné.
- ¿Ah? Oh, de veras.

Lo guardó en el bolsillo. Luego de pasar el plástico correcto por la maquinita y con la sonrisa más tarada avanza por el pasillo de la 401 concentrado en no cometer otra torpeza, que excepcionamente hoy no se debe únicamente al pito matutino. Pasa hasta el final de la micro. Ahí se instala, al lado de la ventana que le muestra la Alameda de siempre; siluetas yendo y viniendo, subiendo y bajando, apurados y serios, y lo mejor de todo, es que eran perfectamente desconocidos para él. Dentro de la micro los que no duermen lo están mirando. Arturo no es nada fuera de lo común y lo sabe, entonces no entiende. El incidente de la bip no se pudo haber escuchado en toda la micro. ¿O quizás sí? Quizás el chofer le gritó: ¡Esa no es la bip imbécil, es tu carné! ¿O será que se encontraban todos los pasajeros en un silencio sepulcral de tal modo que cualquier diálogo se volvía audible fácilmente? No, no. La micro suena mucho con sus motores y latas patiparreando, no pudo ser. ¿Será tal vez que se corrieron la voz de uno en uno desde el chofer hasta esa señora morena que no le quita media pestaña chuza de encima? Arturo siente una ola de calor por su cuerpo que lo sonroja y marea levemente, bañándole la frente y el pecho en un sudor nervioso que se enfría pronto. No, ya, estoy volao, es eso, tranqui. Y eso ya lo habías concluido Antonio, lo mejor de todo es que todos son perfectamente desconocidos para ti. No pasa nada ¿Porque no pasa nada verdad? ¿Tendré los ojos muy chicos? ¿Muy rojos? ¿Muy idos? ¿Se me habrán caído? Qué chistoso sería. Contiene la risa boba que le viene mientras se da vuelta por completo mirando a la ventana, para que nadie le vea los ojos idos que quizás se le cayeron. Afuera La Moneda sigue estando después de Los Héroes y antes que Universidad de Chile. Eso lo reconforta. De pronto y como si hubiera recibido una orden urgente por telepatía desde el más allá, se saca la mochila rápidamente de la espalda como si estuviera viva y la coloca entre sus tobillos. Mal movimiento. De nuevo todos le miran, o eso cree él, que para su pesar es suficiente. En un intento por remediar la acción, toma la mochila desde arriba, la mueve como para no sé qué y la vuelve a colocar en el suelo, pero esta vez lentamente. Peor. Un olor extraño pasó como brisa. Pero bueno, ya lo hizo. Se queda mirando el cierre negro que apenas contrastaba en su mochila ploma, y antes de darse cuenta que era una muy mala idea, una serie de imágenes difusas comienzan a salir por entremedio de los dientecitos del cierre que se alargaban como tenedores. Los hologramas fantasmales se elevan, toman consistencia frente a sus ojos y le impactan en la cara, inundándolo de aquella espeluznante sensación que desde ayer conoce. El desayuno le quiere abandonar el cuerpo y lo anuncia con un reflujo sabor a huevo. No debí haber tomado desayuno, piensa tarde. El corazón se le detiene ¿Me morí? No, ahí está, aturdido. Le late en arritmia, pum... pupum... pumPUM...PUM... Mientras un batallón de hormigas africanas le nacen en la espina dorsal, le rompen la piel y lo invaden desordenadamente. Vuelve a sentir la ola de calor, marejadas de agua hervida en su pecho le queman cada poro, pero no son más dolorosas que los hologramas que le abofetean la cara, hiriéndole el espíritu. Cierra los ojos, como intentando esconderse. Completamente inútil si todo está dentro. Quizás sólo es el acto reflejo de recibir una golpiza merecida. La micro frena de golpe y Arturo intenta agarrarse a algo, pero no lo logra. Las hormigas lo tienen agarrotado. Cae indefectiblemente al pasillo. Esta vez sí que todos lo miran, pero ahora hay asuntos más urgentes de qué preocuparse. Suele recordarlo tarde. Agradece para si al vehículo o transeúnte imprudente que provocara su porrazo. Antonio se encontraba más hondo que el suelo de la micro y la caída vino a recogerlo del submundo. De a poco juntó las extremidades en su centro y se levantó. No tenía caso preoucuparse por los demás pasajeros ya, los demonios realmente peligrosos habitaban en su cabeza. Para no dejarse en evidencia frente a los católicos, intentó moverse lo más dominicalmente posible. No debí haberme volao' hoy día, pensó tarde. ¡Cresta, la mochila! Miró rápidamente a donde la había dejado. Aún estaba allí, desparramada, pero allí. La puso de nuevo entre sus tobillos y levantando sus brazos por sobre sus hombros se agarró fuerte al pasamanos más alto, pero antes de eso sacudió sus rodillas, tosió, miró hacia los lados y gesticuló algo parecido a una sonrisa. Cuando se tomó bien del pasamano miró hacia afuera. Quedan un par de cuadras para llegar al instituto. Ya Arturo, vivito, te bajay de ésta a la otra. En un rato más se acaba, un basurero y era. No hay nada más que hacer, porque ya está hecho, así que recoge la mochila, póntela sin mirarla, toca el timbre, a ese lo miras sí poh, y esperas. Se bajó después de hacer todo eso. La calle se le hacía cuesta arriba, o las distancias más largas o los pulmones más chicos o el mundo más grande, pero algo pasaba. Se demoro poco en recordar que el caos iba por dentro, en esos gramos que pesa el alma, hoy dilátandose como agua en el calor, ocupándole kilogramos; cinco, quince, treinta, cuarenta y cinco, sesenta y uno. La visión se le teñía con destellos rojos, de apoco más nítidos, son imágenes, tal como en la micro, el haz rojo se vuelve líquido, en hilos, se ensanchan, oscurecen, son ríos color carmín, verticales, ascienden del suelo a la cama, de la orilla a los pies de Sandra, suben por sus tobillos, rodillas, muslos, y entre ellos los ríos se vuelven un lago granate oscuro casi negro cobijando trozos de carne rosa que aún no terminaban de salir de esa vagina que él conocía y quería tanto. Se asomaba el último piecito que faltaba por ser víctima de los dientes del tenedor que sostenía Arturo. Eso de que los hijos se llevan a cuestas se le presentaba siniestro. Al suyo lo sacó de su mochila y lo echó allí, en uno de todos los basureros que podía hacerlo. Lo mejor, es que todos son perfectamente desconocidos para mí, estos basureros en forma de huevo que les dicen ¿cómo es que le dicen? Ah, sí... Arturitos.


martes, 9 de febrero de 2010

Fugaz, habitual o eterno


Veo una nave espacial de otra galaxia...
Que quizás sea un aeroplano nocturno haciendo escala...
O tal vez es un agujero del manto que se llama noche,
dejando entrever el sol que viene detrás.

No sé y poco importa... Porque de que está en mi cielo, está.





María Antonieta.
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lunes, 8 de febrero de 2010

Una vez


Dejar la cordura para los píos,
arrepentimiento para cristianos,
el agua diáfana para los ríos,
y la represión para los cubanos.

Dejar esos tuyos y estos míos,
las posesiones suelen ser en vano.
Dejar en blanco los porqués y sus líos,
las ambiciones sólo en las manos.

Y de tanto despojo; la desnudez,
invadiendo todo lo que encontró,
remozó lo que ves y lo que no ves.

La honestidad antes que sensatez;
de saber iba igual al encuentro,
del nosotros único de una vez.

domingo, 7 de febrero de 2010

Itinerario

"Créeme, no necesito mucho más que esto"
Toterreno.

La madrugada y su paz de cementerio. La ventana con noche. Estrellas y Luna bien, sino también. Pall Mall Menta y Mota ojalá. Ronson y OCB siempre listos. Papel y Lápiz o Bloc de notas. Ah, claro, el Notbuk. Los Lentes. Mi Cama; Cuna, Oficina y Lecho. La Lámpara Tenue. Una mínima estabilidad en Mercurio. Mis Pocas Cosas ordenadas sobre la Cómoda. Soliloquios Recurrentes. Esos Precisos Textos e Imágenes en la Pared. Música. Soledad y Silencio para oírme. Un par de Ideas Retenidas. Unos Amigos. Algunos en el Messenger. Algo pa' leer. Algo pa' comer. Algo terminado pa' que valga la pena el día. Saber que Es, Está y me Quiere.




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viernes, 5 de febrero de 2010

Prevención de riesgos

Madrugada, obvio. Un celular Entel llamando a un Movistar, ambos celulares tienen identificado en su lista de contactos al otro hace ya varios meses.


- Aló.
- Aló...
- ¿Dormías?
- Eee no, escribía.
- Ah. Oye...ee.. ¿Estás en tu casa entonces?
- Sí, ¿por qué? ¿querí llamar pa' acá?
- Eee no, no... ¿Ábreme? Estoy afuera, parece.
- ¿Parece? ¿estás aquí?
- Sí.
- ¡Pero!
- ¡Pero qué! Ven a abrirme o te tiro una naranja por la ventana.


El Entel corta. Siete minutos después vuelve a llamar al Movistar.


- ¿Aló?
- Aló.
- ¿Donde éstas?
- ¿Me viniste a abrir la puerta?
- Sí, ¡pero no te vi!
- Ah... Es que no estoy ahí.
- ¿Qué?
- Que no estoy ahí.
- ¡Sí, si te escuché!
- ¿Entonces pa' qué preguntas?
- ¡¿Dónde estás?!
- ¡Pero no arquees las cejas!
- Ya.
- Eee... Estoy al frente de la carnicería que venden cuellos de mujer por kilo, ésa que parece panadería, y en fin, aún no sé que es, pero ahora voy para allá... Tenía que saber primero si me ibas a abrir la puerta... Cuando llegue silvaré Madame Geneva's, vivito. Beso.


Entel corta y Movistar queda marcando ocupado.

jueves, 4 de febrero de 2010

Advertencia


Que a ninguno nunca se le ocurra quererme por creerme bonita:
Porque, primeramente, cometería un error
y segundamente, tomaría un riesgo;
un error porque bonitas son las flores;
y un riesgo porque antes que flor
resulto ser más bien tallo espinoso.

Quiéranme por todos esos defectos; ésos que no lo son.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Slow like honey

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"Te movías como la miel en mis sueños anoche.
Sí, algunos viejos fuegos se quemaban.
Viniste cerca de mí,
e hiciste que te ame.
Pero no podías discernirme totalmente..."


La noche, de costumbre absoluta, inminente y eterna, le aparece como escenario a medio mundo rebalsándolo todo; inertes y vivos se tiñen de azules matizados al negro, haciendo nacer faroles que iluminan nada para la mujer que avanza por la calle cercana a la vereda donde nacen perros y gatos. Nace también allí su úncia alma visitante, no hay más en esta calle, y aunque las hubiera; la vida es sólo muerte si no hay amor.


"... ¿Eso te asusta?
Te dejaré ir,
Pero no puedo obligar a tu corazón.
Tú me recordarás como una melodía.
Sí, frecuentaré tu mundo interior..."


Su caminar es cadencioso mientras que los vivos durmientes resoplan totalmente ingenuos al pasar huracanesco de ella y su caos por tan pequeña callecita que, hasta ese momento, incluso a las potestades del infierno les parecía que era calle principal. La ignoran por defecto. Le parece bien. A ella le agrada la tan temida soledad. Así puede caminar más lento. La sensación de libertad es abrumadoramente tierna, ¿o será sólo la candidez lunar? De cualquier forma por sentirla no exagera, simplemente se remite a lo necesario; no siendo esto caminar y respirar, sino caer en el éxtasis del minuto presente, matando sin velorio crueles fantasmas y oníricas proyecciones.


"... Y mi gran secreto te va a ganar.
Lento como la miel, pesado con humor..."


La luna arriba parece mostrarle el camino por sobre sus hombros, pero ese no es el que está caminando en realidad, sólo la ausencia de color podría confundirla a creer que es el mismo y ambas lo saben. Nadie ha visto más locura y tristeza que la luna. El alma mira hacia atrás en lo alto, como saludando al pálido astro y cuando devuelve la vista al cemento, un rayo plateado le cruza las pupilas para volver a hundirse en azules matizados al negro. Es como estar en medio del mar, piensa.

"...Te dejaré verme,
codiciaré tu respeto,
invadiré tu comportamiento
y me cederás como la escencia en la brisa
y te preguntarás que es de mí..."


Parece una escenografía, eso imaginaría ella si pudiera sentir la grandeza de su alma quizás. Pero esta noche no. Piensa que está dentro de una maqueta escolar. Casas hechas de cajas de fósforo forradas en papel lustre y asfalto de plumavit pintado con tempera ploma. Se siente una muñeca articulada, pequeña y coleccionable. El pinche en el pelo y la falda le ayudan a creérselo. Pero podría ser un palito de helado o una sombra también. Camina como cualquier cosa extraña pero aparentemente tan conocida.

"... Es mi gran secreto,
que te seguirá atrayendo.
Lento como la miel,
pesado con humor..."

Le canta a otra alma, que nauseabunda también le debe estar cantando en otro lugar, bajo la misma luna de los tristes locos. Y es la estupidez más grande que ambos se canten y no se escuchen, piensa la luna. El alma de ella cree que el problema es justamente este; él sabe que ella le sigue cantando y también sabe que ella sabe que él también le está cantando. El alma de él confía en el coro a dúo, en las canciones que conocieron juntos y pierde cuidado ¿Puede culparlo a él si la inmensidad del océano hace que nadie cuide el arrojar una colilla de cigarro en sus aguas? Pero podría ser un tanque de guerra o hectolitros de petróleo también. Él le camina por su deseo como cualquier cosa extraña pero aparentemente tan conocida.

"... Aunque los sueños puedan engañar,
como las caras a los corazones,
que sirven para relevar lo dulce.
Cuando la fantasía y la realidad
mienten demasiado lejos..."


Y es que las penumbras y el silencio son los que siempre traen a la luz los horrores y gritos que esconde el día. Día tras día. Hace cuánto tiempo ya. Pero no está pensando en aquéllo. Lo odia, pero sin odio, y es lo peor que le podría ocurrir a su alma saturada de aberración que tropieza con ausencias que cortan el aire y llenan el pensamiento sin proponérselo. Es más, suele irle todo contra su voluntad. Menos mal no se ha propuesto vivir.

"... Así que me estiro a través,
como un puente,
y te impulso hacia la cornisa,
y mientras esperamos,
tratando de lograr el final,
para satisfacer la historia,
¿Te liberararé?
¿Debo liberarte?
Mientras me elevo
para encontrar mi gloria..."


¿Debo liberarte? le pregunta mientras camina, cantándole con una devoción que está lejos de merecer y más lejos de sospechar. ¡Pero la libertad es abrumadoramente tierna! La perdona sin siquiera pedírselo extendiéndole sus brazos maternales. Nadie ha sabido más de tortura que la libertad.


"... Pero mi gran secreto,
Se irá asomando sobre tu vida.
Te voy a mantener a mi alcance,
Cuando me vaya como ayer.
Cuando soy alta como el cielo.
Cuando soy fuerte como música.
Porque soy lenta como la miel,
pesada con humor..."


La humedad se le mete por entremedio de los hilos de la chaqueta y le recuerda que no está en una maqueta, que no es una muñeca coleccionable y que el paseo y la noche se terminarán pronto y con ella su estado de indulgencia. Se concentra en no pensar como un adulto y lo logra, fácil, pero no se complace por ello. Recae en el éxtasis del minuto presente, matando sin velorio crueles fantasmas y oníricas proyecciones. Decide entregarse al mundo como recién saliendo del útero, inmensa al entender que todo el caos que le avanza atrás de si como un carretón abarrotado de cajas selladas al vacío de preguntas, teorías y desilusiones, se debe solamente al milago que otros le llamarían amor, pero que ella no sabe si quizás debería nombrar como odio, por lo que contaba denante, es lo peor que le podría ocurrir. Así que no le pone etiqueta, y ya basta, sólo lo siente, como venga, sin dosificar, hasta el fondo y luego hacia el infinito, entre vitamina y veneno, olvidando, sumisa al dolor, todas las paredes que pertenecen a la normalidad del mundo y sus rencores. Créanlo o no, luego de hacer esto, encuentra paz.







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martes, 2 de febrero de 2010

No sé si responda a tu pregunta, pero...


Viaje a ningún lugar,
tiempo sólo presente,
camino irregular,
débil olor ausente.

Cuadro y también pintor,
melodía muy grave,
aunque dulce su color,
fuerte, lenta y suave.

Soledad saludable,
concha de éstas perlas,
olvido inolvidable,
con sol no vas a verla.

Religión sin dios ni ley,
fidelidad al sentir,
antónimo opus dei,
oveja negra vivir.

Soliloquio constante,
decaesquizofrenia,
prioridad cambiante,
la inquietud es reina.

Sensibilidad pura,
pura indiferencia,
justicia guía dura,
segura apariencia.

Auténtico existir,
caos organizado,
nulo temor a morir,
suicida embriagado.

Aliciente en el país
de las malas niñas,
distinta en la raíz,
dan uvas gris las viñas.

Amor real si lo es,
entrega absoluta,
un segundo o un mes,
dama o prostituta.

Escriba de origen,
tormenta de ideas,
creaciones erígen,
pa' que entrañas veas.

C.