sábado, 31 de julio de 2010

Te caigo mal periodista



Porque a mí me leen y respetan los artistas
que a ti no te leen si no es de ellos la entrevista

¡Ouch!


Baño de mujeres


Estaba yo adentro del baño subiéndome el cierre
cuando te oí afuera esperando tu turno para entrar.

Qué alegoría de lo que ya no somos,
porque las amigas van juntas al baño.





Sin querer


Sin querer
y sabiendo que no irías,
creí verte llegar cien veces.

Cien veces te fuiste
y en tu ausencia, estuve contigo,
sin otro querer.








viernes, 30 de julio de 2010

Mecedora en el mar



A mis nietos les contaré
que en esta vida fui Pirata;
tuerta y con pata de palo.

Me aventuré sola
en mares lejos de la cocina,
buscando un tesoro
que me pertenecía,
porque lo había soñado
doblón por doblón.

Tuve siempre tan poco que perder.
Fui nadie, y así, todo era algo para mí.

El ojo lo perdí de un balazo.
Un pirata me disparó por ofenderle.
Desde ese día
asumí consecuencias,
contesté con silencios
y medí mis palabras.

La pierna la perdí besando a un marino.
Mientras disfrutaba de su beso
sacó el sable que escondía y me mutiló.

La pata de palo,
firme y evidente,
no fue tan mala;
ahuyentó a los marinos
que no veían más allá
de mis defectos.

Sólo un hombre
miró mucho más lejos,
allá dónde nada es seguro,
donde no logran ir todos,
y me encontró
mirándolo a él.

Desde ese día
navegamos nuestro propio barco.
Ese hombre, es su abuelo.

A mi nietos les contaré
que fui ésta
si termino siéndolo.

Sino, también.
que más da si

Todos acomodan su pasado.




jueves, 29 de julio de 2010

Recordatorio


"Na-die-más-que-tú..."

Elijo el invierno frío y la primavera en mi pecho. Elijo como tú ir más lento, un día entenderás que podíamos correr, pero no voy a tironearte. Elijo ir a tu lado, silbando. Elijo tus celos tontos, tus enojos cortos y todas tus mañas que me dan risa. Elijo tus huesos, tu cicatriz y tus tatuajes. Elijo las horas que son segundos, luego presentes en todas las horas. Elijo lidiar con tus miedos y sanar tus heridas. Elijo aprender paciencia y enseñar lo que me dejes. Elijo esta carpeta con cien detalles tuyos. Elijo tu voz en madrugada. Elijo esperar. Elijo tus poemas y canciones. Elijo tus defectos que me causan ternura. Elijo tus virtudes que son nobles y humildes. Elijo lo que he encontrado porque lo buscaba. Elijo tus silencios que trabajan pensándome. Elijo aceptarte, quererte y mimarte. Elijo lo que hemos construido libremente. Elijo renunciar a todos. Elijo lo difícil porque permanece. Elijo no ambicionar nada más que tu sonrisa. Elijo lo que eres. Elijo dar, sin esperar más que me dejes hacerlo. Elijo llorar y reír por tu culpa. Elijo confiar en tus ojos. Elijo soñar con todos sus riesgos, de nuevo. Elijo ser consecuente con lo que siento. Elijo la desaprobación de los que no entienden. Elijo la soledad del convencido. Elijo amar. Elijo amarte.



martes, 27 de julio de 2010

Sobre aviso


El amor se nos cae hacia un lado,
Ven y ayuda a cargarlo que pesa.
En un minuto me he descuidado,
Y al siguiente, ya ves, sorpresa.

Abre tus manos, ténme la balanza,
Primero cuidado que tambalea.
¡Sostenerla y de pie siempre, cansa!
grita la que razona y jadea.

Si dejas que todo se caiga; grita,
Sabré que debo ir por la escoba
Y barrer antes que vengan visitas.

Restos de amor en el suelo dictan,
Vaciar de ti toda esta alcoba,
tan pronto como el dolor permita.






domingo, 25 de julio de 2010

Hija única


No sé cuidar nada.
Pero lo intenté.
Compré una planta.
Tenía nueve hojas.
La regué.
Le compré otro macetero.
La puse en mi velador.
Le busqué un nombre.
No lo encontré.
Luego lo olvidé.
La olvidé a ella también.
Se debilitó.
Mamá vino y la regó.
Revivió.
Pasaron días o semanas.
La volví a olvidar.
Perdió una hoja.
Se quemó de frío o no sé.
Se moría toda.
La regué.
Tiene ocho hojas ahora.
Menos mal que los perros no pierden patas.
Ni yo dedos.
No es personal.
No sé cuidar nada.




Testigo Mojado

Ramo pendiente


A la Mente Brillante que lo dijo:

La Profe a la que Nos Sapiaste de Volaos, ¡También Fuma!
Y No me van a Suspender de la U por Mis Problemas con el Alcohol.
¿Qué Pretendías Colegiala?
Bienvenida al Mundo Real, "Lúcida".
Si llego a Saber Quién Eres:
Te Sacaré la Chucha "Sin Patá y Sin Combo"*,
y no por Acusete, ni siquiera por Cahuinera,
sino por Penca, Triste y Ahueoná.
Consejo: Recibe la Humillación en Silencio.

Noe.
OCCh.




*Estilo Miguel "El Pollo" Ferrer.

miércoles, 21 de julio de 2010

Karma


Le sacó la lanza de la espalda y se lo echó al hombro. Comenzó a caminar por entre la selva amazónica sin luna. Era la noche ideal para esconder un cadáver. El hombre avanzaba a tientas. De pronto, pisó lo que creyó un tronco, más era la pata de un enorme cocodrilo quien abatiendo su cola lo hizo caer con muerto y todo de bruces al suelo. El animal se abalanzó sobre el hombre y abriendo su hocico le engulló las dos piernas. En cinco minutos el hombre dejó de respirar al lado de su víctima. Al otro lado se sentó su alma y dijo ¡Ironía de vida! ¡Asco de vida! ¡Me han matado, así de fácil y cobardemente! ¡A mí! Replicó muchas veces, hasta que cansado, se durmió. Cuando despertó, vio el cielo celeste y hermosas nubes. Creyó estar en el paraíso. Fue entonces cuando se desprendió del cordel del tendedero y voló, como mosca que ahora era. Quiso gritar, pero sólo emitió tsetseos. Su nuevo instinto lo hizo volar hacia una bolsa de basura. Se alimentó de restos de mermelada y caca. De pronto, vio a un humano acercarse. Pensó que quizás podría explicarle lo que sucedía y revoloteó a su alrededor tratando de comunicarse, pero sólo lograba volar más y más rápido. El humano tomó un paño y golpeó al insecto contra la pared. Cayó al suelo aturdido. En dos minutos más no se volvió a mover. El alma sobrevoló su reciente cuerpo diciendo ¿Es una broma? ¡Esto sí que es un asco de vida! ¡Y me han matado aún más fácil! ¡Una vergüenza! ¡Que se detenga ya! ¡No quiero otra vida! Voló en círculos un rato más y se durmió. Cuando despertó estaba otra vez en la selva amazónica. Creyó haber despertado de una pesadilla y buscó al muerto con la mirada. No lo veía por ni una parte. Quiso caminar, sin embargo saltó diez centímetros más adelante y luego otros diez más. Miró sus manos, tenían cuatro dedos amarillos cada una. Quiso gritar y sólo consiguió croar. Asustado, saltó y saltó hasta que se encontró con un grupo de insectos que huyeron al verlo. Se apresuró a alcanzarlos para buscar respuestas. Sin dominar aún su anfibio cuerpo, cayó sobre un escarabajo que comenzó a convulsionar hasta quedar inmóvil ¿Y ahora qué? ¡Soy una rana venenosa! ¡Ahora cómo he de morir! ¡No quiero ésta vida! ¡Quiero morir ya, que venga un hombre y me mate! Terminó de pensar eso y lo atravesó una lanza por la espalda.


(Adaptación final de "Mosqueando")

martes, 20 de julio de 2010

Alarma


Cuando despierto, lo primero que sucede es que se quiebra el mundo. ¡Cómo no va a ser brígido y terrible despertar mamá! El mundo atraviesa mis pestañas y muere en las puntas. Reconozco la realidad en las sábanas, igual de verdes que antes de dormir, entonces pienso en lo absurdo que era el mundo dentro de mi sueño y lo normal que me parecía todo dentro de él. Por minutos o quizás horas viví en una dimensión que no existe, con personas inconexas y diálogos inconducentes, creyendo que eso era la vida ¡y va y se quiebra en un abrir de ojos! Me doy risa cuando sopeso el tamaño engaño en el que caigo por inconsciente. Extraño truco, ¿qué pretende? ¿Será precisamente la finalidad de soñar el de desconectarse de lo cierto? ¿Se volvería loco uno más pronto si no soñase? Entonces me desconcierto. Es muy temprano para perderse. Tardo minutos, a veces horas en recobrar el ritmo. Ruego que nadie me hable durante el trance. No logro acostumbrarme a que se quiebre el mundo tan ligero de sí cada mañana, todas las mañanas. Se va, para siempre, dejando una sensación de fin sin principio, abro los ojos y éste mundo, es igual de absurdo, y me sigue pareciendo normal estar dentro de él y sus sábanas verdes ¡¿y cuándo se quiebre éste?!.. Quizás es mejor no moverse. La calma es buena profesora. Es así como no logro llegar a tiempo a ningún lugar, tumbada en mi cama, esperando salir de ella cuando me descuide de las paranoias matutinas.

lunes, 19 de julio de 2010

Como una maldita cabra


Desde la calle silbé a tu pieza con las manos atrás; un cuchillo en la izquierda y un regalo en la derecha. Yo quería darte el regalo e irme. Te lo juro. Insististe en que pasara. Acepté con la excusa de robarte cigarros. Me senté en tu cama y encendí uno. Abriste el regalo. Sonreíste, yo no. Te sentaste a mi lado y abrazaste mis brazos cerrados. Cuando intentaste besarme, te acuchillé, una y otra vez. Recibiste en silencio cada estocada. Tus ojos me pedían que me detuviera, pero es que si no te duele, no entiendes que a mí más. ¡Dime algo coherente! te supliqué ¡Déjame mirarte! suplicabas tú. Comenzaste a besarme la cara, me abrazaste fuerte y buscaste mis manos. Sin poder moverme entrelazaste nuestros dedos dejando caer el cuchillo, una vez más, como siempre. Te me enrollaste cual serpiente, me sobrevolaste como el cóndor de Neruda y me acorralaste contra la pared. Sin opción, nos violamos mientras nuestras almas hacían el amor hasta que pediste tregua, por cordura. Lamí una a una las heridas que te hice. Me fui de tu casa con una promesa en la mano izquierda y una canción en la derecha. Horas después llamaste alegando nostalgia. Entonces sonreí. Y es que si no puedo matarte, haré que no puedas vivir sin mí.

sábado, 17 de julio de 2010

Todo es real. Ellos son reales.


Tengo una amiga que me prestó la mitad de su cama una noche que tenía miedo de dormir sola.

Tengo una amiga que se sacó sus calcetines en la calle y me los prestó. Era una noche que hacía mucho frío, era su cumpleaños.

Tengo una amiga que me regaló una croquera echa por ella, con hojas de colores, con las tapas dibujadas por ella y un mensaje que dice "Nunca dejes de escribir"

Tengo un amigo que roba chocolates para mí y yo los robo para él.

Tengo una amiga con la que voy a fiestas que nada que ver conmigo, por ella y ella va a fiestas que na que ver con ella, por mí.

Tengo una amiga que cuando le conté que no quería beber, dejó de beber ella también.

Tengo un amigo que me compró un panadol cuando me oyó estornudar.

Tengo amigos que me retan cuando no duermo o no como, cuando bebo mucho, fumo mucho o sufro mucho.

Tengo una amiga que me presta a su familia.

Tengo un amigo que guarda en un bloc de notas los consejos que le doy.

Tengo amigos que comparten sus pitos a cambio de risas y conversaciones eternas.

Tengo amigos que me conocen tanto, que no tengo que explicarles nada.

Tengo un amigo con el que lloramos y reímos al mismo tiempo viendo jugar a un par de niños.

Tengo amigas que me organizaron mi cumpleaños 22 como si cumpliera 5. Fue el cumpleaños más lindo que he tenido.

Tengo un amigo que me cubrió de incienso para que no tuviera pena una noche que me dio alojo.

Tengo amigos con los que firmé un pacto que se hace válido si un día quisiéramos suicidarnos.

Tengo amigos con los que me imagino envejeciendo.

Tengo amigos que me cuentan sus secretos más secretos que no les han contado a nadie más.

Tengo amigos que me leen, me escuchan, me llaman, me esperan, me invitan. Me quieren.

Tengo amigos y amigas que muchas cosas más que me dejo para mí y otras que ahora no recordé.

Un día pensé en como sería estar flotando en medio del universo como castigo perpetuo. Hoy sé que sería la peor condena, no podría volver a estar con mis amigos.

Los amo.



viernes, 16 de julio de 2010

El juicio del Cuento Homónimo


El texto llamado "Cuento homónimo" se ha querellado por haberse cimentado un juicio en torno a él al ser sido citado sin las correspondientes reglas gramaticales. El cuento solicitó a su abogada y autora, Noemí Miranda, interviniese a la brevedad quien, tras reírse varios minutos, entregó el siguiente dictamen:

Inculpada:

Si va a citar; comillas y procedencia, siempre. Si hubiese encontrado yo la evidencia, hubiese sido citada a declarar también. Pero sin duda que el juicio hubiese sido más lógico y breve, por legal y pertinente. Queda absuelta del irrisorio juicio actual por falta de competencia y jurisdicción del jurado.

Defensora de los Derechos de Autor:

Si va a escribir; tiempo y ortografía, mínimo. Podría perder el empleo si la sorprendiera la RAE. Y por favor tenga la decencia de no ofenderse tanto con el proceder de la inculpada, que más me ofendo yo con su intervención "Y sé que los ojos se te nublan de puro ego".

Señorita Fiscal, sección Fotolog:

Si va a leer; respete a quien escribe ¿o no? Y por respeto aludo a silencio. Ahora sé que me lee, pero antes de esto supe que gusta de comentar sobre mi vida. Al respecto diré que por más que le cuenten y lea, usted no me conoce ni me conocerá. Se agradece su fiscalización, pero no le correspondía y la simpatía es cara por aquí.


En conclusión:

La Inculpada, de violar la norma nuevamente, quedará bajo libertad vigilada perpetuamente, arriesgando la pena de tener que sacarse un pito cada vez que se encuentre conmigo.

Tanto la Defensora de los Derechos de Autor como la Señorita Fiscal serán removidas de sus cargos por defender una propiedad intelectual sin poner en conocimiento al autor, lo que pone en evidencia un juicio carente de sentido y lleno de ocio, que no buscaba el bien del afectado, puesto que las relaciones con éste, osea yo, son inexistentes o están terminadas.


Fin del caso. Se levanta la sesión.



(Saludos a Gabriela y Romina. A Fanny y Jonas, gente bonita, los fui a visitar y en la esquina me topé con una discusión en la que faltaba yo)


jueves, 15 de julio de 2010

Turno de noche sale caro


Era otra noche afuera del San Juan de Dios. Terminaba de leer el diario cuando se subió en el asiento trasero una mujer con gorro de enfermera que se apuró en cerrar la puerta. Mientras encendía el motor, vi de reojo a una señora caminando hacia el taxi gritando ¡Gladys! ¡Devuélvete, no seay hueona! La pasajera me pidió que nos fuéramos y eso hice. La miré por el espejo retrovisor, algo buscaba en su cartera con una mano y con la otra se limpiaba las lágrimas.

- Mi dama ¿está bien?.. ¿Dónde la llevo?
- A San Pablo con la Estrella, rápido por favor… ¿Puedo fumar aquí?
- No mi dama, está prohibido por ley.
- Mierda, es cierto.
- Disculpe que me meta, pero… La señora ¿la estaba llamando a usted?
- Sí… Tenía que hacer turno, pero… no podía quedarme.
- Creo que son remal pagaos los turnos de noche en el San Juan ¿o no?
- Ni tan mal pagao’… Peor le paga la gente a uno.
- Claro. Es que es sacrificao’ igual, por la familia sobre todo.
- Por la familia… ¡Por la conchesumare! – dijo explotando en un llanto mudo y suspirón que le duró todo el camino.

Al bajarse del taxi, se acercó a la ventana del chofer y le pasó veinte mil pesos pidiéndole que la esperara y que viera lo que viera no hiciera nada. Caminó por delante del vehículo, con el uniforme colgando del brazo y el gorro puesto aún. Encendió un cigarrillo que tiró cinco casas más allá cuando tocó con fuerza el latón de una puerta que se escuchó en toda la cuadra. Desde dentro del taller mecánico salió Raúl. Gladys al verlo lanzó un chillido y se abalanzó a golpearlo, pero la torpeza de la rabia hizo que apoyará mal el tacón blanco de su pie derecho, terminando con sus rodillas y puños golpeándose contra el suelo. El hombre intentó ayudarla a ponerse de pie, pero ella lo alejaba a manotazos y gritos. Sentada tal cual donde cayó, tomó un puñado de tierra y se lo tiró a su marido en la cara. El mecánico de un metro ochenta y cinco de estatura cegado de indignación le devolvió el insulto con un puñetazo en la mitad de la cara.

- ¡Hueón de mierda! ¡Me pegaste! ¡Te day el lujo de cagarme y ahora me pegay!
- ¡Vo’ me cambiaste por ese hospital culiao’!

El hombre le gritaba cada vez más fuerte, pero yo había recibido dinero de la enfermera para no entrometerme. Estaba a punto de romper el acuerdo cuando la veo caminar devuelta al auto, sosteniendo el delantal manchado de sangre contra su nariz. Me hace gestos de que no me acerque, que me mantenga detrás del volante. Entra al auto y le paso el periódico.

- No tengo otra cosa pa’ que se limpie mi dama, discúlpeme ¿La llevo al hospital? ¿A carabineros? Mire cómo quedó, no, al hospital primero, pero no al San Juan, vamos al que está aquí en....
- No, no. Lléveme al San Juan de Dios… Lléveme de vuelta a ese hospital culiao’.



sábado, 10 de julio de 2010

Rojez


Me mira con sus dos cañones, cargados de pólvora, custodiados por halcones, peligrosos como el odio. Sin dejar de apuntar mis pupilas, me acerca su horizonte donde guarda todo el cielo y el mar, lo abre y me zambullo. Durante siglos de segundos volamos por el agua y nadamos por el aire hasta que exhaustos de profundidades retornamos a la orilla de ser dos. Me huele con su pirámide, rastrea vida entre mis dunas tibias y silenciosas, hasta que provoca un suspiro que se cae de ansioso sobre la arena. Entonces me orbita entera con su galaxia de diez soles, evaporando los oasis, deforestando los bosques y floreciendo los desiertos. Me amordaza con poemas para que no grite de espanto cuando note que avanzamos al precipicio de los versos, allí donde es locura o es muerte. Ve que no intento gritar sino sonreír, y en vez de eso lloro. Hemos llegado a la sangre de las venas, a la luz de alerta, al alto en el camino, a la pasión del amor. Tus halcones recogen cañones, horizonte, pirámide y galaxia y sin avisarme vuelan hacia tiempos más seguros. Sucede que cuando anochece, los cielos naranjos de ayer oscurecen al rojo de hoy. No hay adonde ir si el gris ya no es opción. Querido, nuestro país se llama Intenso, viviremos y moriremos en él.

1992



Cuando tenía cinco años, tenía mamá, hace poco papá y no me preocupaba nada excepto tener un diente suelto porque sabía lo que venía. Vivíamos en la casa de la mamá de mi nuevo papá. Era una casa enorme, llena de cachureos y olía a viejo. Los niños del pasaje decían que estaba embrujada y no iban a buscar las pelotas que se les caían. El comedor crujía entero y la escalera más, pero lo tenebroso de verdad era una pintura de un payaso que había en el descanso de la escala, por Dios que cosa más fea. El baño era celeste y largo. Vez que iba tenía miedo de que abrieran la puerta mientras hacía pipí. Nunca me alcancé a ver en el espejo del lavamanos.

Con mi mamá y mi papá vivíamos en un anexo de la casa; era una cocina y una pieza donde dormíamos los tres. La primera conversación importante que recuerde, fue allí y con luz de lámpara. La tarde que Mónica y Roberto se casaron por el civil yo estaba en el jardín y no supe, me lo contaron en la noche junto con la extraña noticia de que ya no me iba a llamar más como me llamaba, cosa que olvidé y volví a recordar seis años después.

Los perros de la casa en que vivíamos, el Alí y la Kisi eran más grandes que yo y el ciruelo era veinte veces más grandes que ellos. El patio era gigantesco, había un parrón, una higuera, un auto muerto y un huerto también. Mi mamá me lavaba el pelo en una fuente azul sobre un tambor que guardaba la ropa de invierno. Yo la veía al revés mientras sonaba mi casette infantil.

Sobre una tabla jugaba a escribir con la punta de las peinetas o los palillos de lana, hasta que un día debió suceder que mamá atinó a pasarme un lápiz. Mi nuevo papá, siempre más atento que mamá por mis inquietudes, me fabricó una pizarra. El primer cuento que hice lo escribí en una servilleta y era acerca de un oso.

Era tan tranquila y callada que las visitas creían que era muda hasta que me reía. Me reía harto. No pescaba mucho los pocos juguetes que tenía, inventaba juegos en los que a veces incluía a mi mamá que era la más buena y bonita. Mi papá era el más inteligente y divertido. Me enseñaba canciones, trabalenguas, poesías y adivinanzas. Tenía una Canon con la que vivía sacándome fotos, de ahí que tenga millones de esta edad. En la noche me costaba mucho quedarme dormida, igual que ahora. El pan con huevo y tomate en la once era bacán, igual que ahora.

Hice el primero básico en un colegio que se llamaba Gabriela Mistral, en San Miguel y recuerdo que en el trayecto del primer día de clases ensayábamos con mamá el himno nacional en el colectivo. Cuando llegué a la formación de los cursos era la más alta del 1°B. Yo no sabía que era alta hasta ese día. Al poco tiempo de clases odiaba a mis compañeros, al punto de pedirle llorando a la profesora que no saliera de la sala, de verdad no quería conocerlos. Me costaba jugar con otros niños. Cuando me colapsaban, me dejaba perder y así podía irme. Eso sí, me gustaba un niño que se llamaba Matías; era muy blanco, tenía los dientes chiquititos y un lunar en la mejilla. Creo que nunca le hablé. Le escribí cartitas que no le di y que un día encontró mamá. Recuerdo ese momento como muy vergonzoso.

Un día la profesora Gladys no me dio permiso para ir al baño. Creo que estábamos a punto de empezar una prueba entonces seguramente creyó que era una excusa o no sé. Resignada me senté y obvio que me meé. La profesora le pedía disculpas a mi mamá después por no haberme creído mientras me vestía con una jardinera rosada de emergencia que había en el estante. Le decía entre risas nerviosas que el pipí escurría por toda la sala y que no terminaba jamás.

Me eligieron reina de ese curso y yo sin mis dos paletas, por lo que no salí sonriendo en ni una foto de esa ceremonia. El rey feo era el el Carlos, un niño que su mamá le contaba a la mía que se escondía debajo de la mesa cuando no quería hacer las tareas. Habían dos niñas que quisieron ser mis amigas cuando salí candidata; la Tamara y la Carla, las dos tenían los ojos celestes. Yo sabía que en realidad no me querían, así que no las dejé ser mis amigas.

De mi pasaje conocí a una sola niña, se llamaba Sarita y era la hija de la peluquera con el pelo más horrible. A la Sarita le gustaba jugar con más niños en la calle, a mí no, así que o iba a mi casa o no la veía. Una vez hicimos helados de papel lustre y queríamos salir a venderlos, o yo quería al menos. El día que nos fuimos de esa casa no le avisé ni me despedí, no se porqué.

1992 es el año que recuerdo con más nitidez de toda mi vida, creo que era bastante feliz.




viernes, 9 de julio de 2010

miércoles, 7 de julio de 2010

Treinta y dos mil setescientos sesenta



Calculando rápidamente, diría que treinta personas podrían decir que me conocen, del tipo ella es así, se comporta o piensa así... Doce de éstos podría considerarlos amigos del tipo me gustas, me importas y te quiero. Y de ellos, siete han llegado a saber más de mí que yo, y los amo.

A diario, este humilde blog registra un promedio diario de entre ochenta y cientotreinta clicks además de un promedio de veinte horas al día con algún visitante. Hace mucho tiempo que comentario casi que no recibo. Tengo mis teorías, pero es asunto irrelevante para el análisis, para el mío al menos, quizás ustedes podrían custionarselo, pero es su pega.

Conclusión; aquí entra por alguna razón, que espero sea leer, el triple de la gente que me conoce, casi diez veces más de los que son mis amigos y veinte veces más vislumbran lo más íntimo de mí, eso que, en simple, le detallo sólo a siete personas.

Mi misión en este columpio es y será comunicar, no sé en que termine ni mucho menos como, pero el entender que hay quienes algo buscan y encuentran en mis códigos, temas y formas, es suficiente para darme vuelo.

Ya comprobado esto, procedo a eliminar el contador de visitas. No quiero que la atención de cuánto me leen perjudique el mensaje. No es que no me importen, al contrario, hicieron mucho, incluso en silencio. Hubiese preferido conocer los motivos de la lectura, pero saber eso tampoco es esencial ahora.

Gracias a quién pasa, por el motivo que sea.

Dejaré el contador de gente circulante,
a veces me hace sentir menos sola cuando llego a casa.


Sinceramente,
Noemí

lunes, 5 de julio de 2010

Hace un año



Cansada de verte pasar, te toqué el hombro y pregunté si querrías buscarme.





Odio a todos los que cuentan explícitamente en su nick lo que están haciendo o sintiendo. De verdad un día voy a eliminar a todos los que lo hacen.



sábado, 3 de julio de 2010

Lo peor.


Quiero escribir una decena de cosas. Como no puedo escribir diez al mismo tiempo y decidir siempre es un problema, no hago ninguna. El poco tiempo, es lo peor.