domingo, 26 de agosto de 2012


Iba pensando
pensando que caminaba y lo lograba: caminaba, iba sintiendo el peso ingrávido del inmenso vacío dentro de otro, pensando que no hay sentido, y que no sé porqué lo harán los demás, porque quedarse, para bien o mal, yo no veía otra razón válida que esa sonrisa y me detuve para cruzar la calle y alcanzar un colectivo, cuando me leí en la pared con mi puño y letra. Lo escribí en ese momento o quizás otro día anterior, pero supe que lo escribí para mí, aunque no lo haya escrito y pensé en tomar el colectivo y salvarme de un atropello casi accidental. Y tomé el colectivo y me fui pensando en lo que me queda.

lunes, 20 de agosto de 2012

El silencio dice

un grito viene del fondo y se queda a la orilla

me da pena verlo ahí 
sin oírse 

déjalo así
hay mucho escándalo ya

podriamos salir a echarlo afuera, al bosque 

podríamos echar todo fuera
y que se quede sola 
a ver si así se va de una vez
y la lloren de lástima algunos 

mejor que lloren por el grito que quedó al fondo 
que fue lo único que se guardó 
y lo más cierto que pudo haber dicho.

domingo, 19 de agosto de 2012

Pieza Blanca


Cuando desperté, vi pasar toda la vida que había olvidado delante de mis ojos. Pasaron en rápida secuencia todos aquellos momentos que eran el colmo y la peste. La aberración de la vida misma. Luego de cuatro horas terminaron las imágenes. Entendí el momento con una carcajada que al segundo me rajó la cara en llanto, como quien ha vaticinado tantas veces bromeando lo que de pronto es la más puta verdad cayendo como un mazo sobre las rodillas y te caes a tragar barro. Recogí mis extremidades de plasticina. Las junté en el centro y las metí junto con todo lo demás en mi cabeza. Ya no había nada que ocultarme. Al fin morí, pensé. Y me acerqué a la luz. Eran dos luces, como dos túneles. Pensé que era de lo más obvio. Era mi muerte. Al llegar a la luz, pude verme manejando el tren y también atropellada unos metros más allá. Estaba mirando desde atrás de mis ojos. Quise ser la que estaba en el camino -aunque lo era- descansando, sin piernas para poder ir a ningún lugar más que al cielo. Al cielo con nubes que llueven y que luego solean y lunean las rocas luminosas. Quise despertar de nuevo. No lo logré. Estaba más despierta que jamás antes. Así que corrí de vuelta hacia lo oscuro y vi todos mis pequeños desastres bostezando y estirándose, ocupando más y más espacio, destiñéndose a blanco y negro, saturando sombras y estaba ahí todo mi temor flotando en medio, el gran cerebro y la pequeña neurona cruzando la cortina de mi pieza, atrás las paredes que mentían -yo lo sabía- y colgaban de ellas mis honores de mierda, las copas de costras, el abandono y el abandono, pobres hombres, toda la droga y las maracas que se fueron, la calle ancha y los caminos que daban a acantilados, penes y tatuajes como llagas, la sonrisa de mi madre matando a mi padre, mi perra muerta, mi hija muerta y la vergüenza, la más pura y total vergüenza, incluso teniendo solo el deseo de mirar el cielo y poco más... Yo hice poesía y me la viví. Tuve incluso felicidad. Lo tuve todo. Un paraíso y un Adán... Pero Eva venía del infierno... Puse en marcha el tren, pasé por encima de mi cadáver y me dirigí a Pieza Blanca.

domingo, 12 de agosto de 2012

Diario Austral



Acá es lindo, si uno quiere. Se respira aire puro y leña quemada cuando cae el frío y la niebla que todo lo borra. Llueve de todas maneras; a gotitas atómicas, a llanterío, hacia el horizonte y a baldes dilúvicos. Hay perros sin patas traseras. Hay bandurrias enormes que cantan burlas sobre los techos y lobos de mar rascándose la panza en la costanera. Hay un copihue huacho en algún lugar y unas torres de vigilancia del 1600. Se llega a cualquier lugar en cinco, quince minutos, veinte máximo, es lo mejor. La gente no se interesa en ti, ni siquiera cuando te vende algo. Nadie necesita ni un saludo. Pero es mentira, no se interesa en mostrarte su interés, pero sí lo hace. Hay cuchicheo. Será porque no pasa mucho. Será que nacer en "regiones" que son casi ciudad provoca un sentimiento apático entre ser más que un pueblo y menos que una metrópoli. Será que los alemanes contagiaron al huaso. Será que el turista es molesto. No sé. Peor que para distraerse hay poca cultura, pagada o gratis, poquita. Ni cultura cívica hay, dijo el chino, viendo como no le abrían paso a una ambulancia enrojecida. Hay que cuidarse uno y buscárselas como sea. Hay poco trabajo y los que tienen, trabajan poco. Las mujeres conducen sus autos como si hubieran comprado la vida de todos. Los hombres son patrones de su fundo que no tienen. Los adultos en general son amargados y ambiciosos y tristes. La gente mayor no se ve. Los jóvenes y los niños son como en todos lados, menos mal. Las iglesias invaden la ciudad. Hay un par de locos vagabundos en el centro y unas viejitas locas que andan juntas y corren y se ríen y molestan a la gente. Acá no se puede ser loco y vivir en una casa. Te descubren.

Te veo



Piel de fina arena
Olas nocturnas te coronan
Raíces rodean tu boca
Fruta de tu corazón;

Un tigre azul y brillante
Que monta al vuelo un dragón
Seis de oro y Nueve diamante
Llama violeta es mi sol.

Y eterno arcoiris
Es tu sonrisa, cielo mío.


La nece(si)dad de los Pies



Traía esta suerte
Mala mía;
De oro barato y fábulas,
Hija de la altanería
Y otras mentiras.

Autoexiliada y en la niebla
Planté un delirio y lo llamé vida
La lluvia le haría de amor
Y los atardeceres de despedidas.

Caí y

Caí y

Caí

Fuera de mi cuerpo...

Exhausta,

Me quedé en el suelo

Y contemplé.


La quietud y el cielo moreno
Me parecieron que yo era Dios
Cerrando el portoncito
De mi jardín fluorescente.

Mala mía que ni cerca
¡Mala amiga, fantasía!
No hay pasado sin pies
Y traía yo flotando en los ojos
La suerte de mal amor
De mal honor, de mal por bien.

No volveré a decir ¡Ay de mi!
Oigo una voz luminosa
Que quiere ser mi veleta.

Volveré a mí
Y a mi corazón -amordazado-
Que le llevaba sonriendo las pantuflas a papá.