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y el otoño que te tendré;
nevó en primavera,
con intermitentes tormentas de sol,
y uno que otro incendio.
Llovió el verano,
y aunque las nubes eran de colores,
desaturaban luego al gris.
Pero como a la naturaleza,
por más que se le intente detener,
avanza como la vida misma,
amanecían arcoiris;
de tu ventana a la mía,
de mi ventana a la tuya.
Entre el invierno que te conocí
y el otoño que te tendré ;
hizo más frío
que el otoño e invierno
que vendrán.
Están ahí,
después de la luna,
a la vuelta de la esquina,
de la tuya o de la mía,
porque estaremos mirando
por la misma ventana.
María Antonieta.
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