miércoles, 24 de marzo de 2010

Vestirse debe venir de verse y verse de verso

Ver ropa es un acto masoquista y entretenidamente depresivo. Jamás podría comprar todo lo que me gusta. Declaro una debilidad por los abrigos y lanas cuando llega el otoño. Mayúsculo el problema porque cada prenda está en mínimo tres colores. Pero no me aflige no tenerlos, ni siquiera hago el esfuerzo de conseguir dinero, sólo miro y me lamento el lapsus que dura el largo de la vitrina, de ahí vuelvo a pensar en que me gustaría estar en mi pieza tomando jugo. Lo peor es cuando te atajan curioseando y te dicen cosas como usted es blanquita y flaquita, cualquier cosa y color le quedará bien y uno entre que se halaga y se enchucha, porque sí poh, medio consuelo, ¿me van a hacer un descuento por eso? No. Como sea, la ropa está sobrevalorada; las marcas, las tendencias y los referentes aún más. Menos mal que nací pobre, sin ambición ni complejo de barbie.

Mientras me probaba un polerón hice un comentario no muy conforme acerca del cierre de éste y la respuesta de la vendedora creyó solucionarlo todo diciéndome pero se está usando harto que sea así el cierre, lo llevan mucho. Pensé; cuando yo quiera algo que se esté usando harto tendría que partir por botar tres cuartos de mi ropa, cambiar de amigos y de hábitos. Así que le sonreí como diciéndole cállese y ella sonrió como diciéndome entiendo. El comentario de la lola, amable ella por lo demás, no se le ocurrió a su mentecilla recientemente comerciante en un despilfarro de creatividad, no. Es un argumento tristemente usadísimo. Tanto, que debo confesar tuve que recurrir a él más de alguna vez en mis tiempos de vendedora en una juguetería china y de promotora de Hello Kitty. Es probado, eficaz y mecánico; si se usa harto, se lo llevan, feo o inútil, se lo llevan, convencidos de que si alguien se lo llevó, por algo fue, así que envuélvamelo y sabe qué? deme dos mejor.

Tan perdidos, lejos de sí mismos, buscándose en maniquíes resueltos como puzzles de dos piezas, encontrando en otros lo que quisieran ser y como no harán más esfuerzo que el querer, aparentan. Y se alejan tanto de si al unirse al de al lado. Muchas veces sólo porque está al lado; el azaroso entorno influye en el comportamiento. Dimensionen; qué hueá más cómoda y trivial. Entonces que resulta; modelos combinados y socialmente aceptados que olvidan su nombre cuando se les pregunta cuál es, porque están demasiado ocupados en identificar de qué marca es la polera que traes. Quizás se sentirán complacidos si les respondes tranqui, soy un gatito, igual que tú. Entonces te responderán con un un dulce y patético miau.


(Clonazepam es mi copiloto)


5 comentarios:

***Almas en Sonido*** dijo...

toda la razon tiene señorita Noemi..es comun que cuando uno se esta probando lago y uno tiene la cara de confusa por algo de la ropa, no falta ese comentario indesiado y tan poco original " es lo que se esta usando ahora, se lo han llevado arto" y ya que te digan eso, dan ganas de no llevarlo..por eso yo soy mi costurera y me hago mis cosas.. las adecuo a lo que soy yo..!

Saludos Noe..
Pau*

Sarah dijo...

Es que es terrible lo que la gente depende y guía por las apariencias, es más fácil disfrazarse para entrar a los circulos sociales supongo...

y esa misma gente que crea cierres inútiles son los que crean ropa que no está hecha para mujeres cómo yo (aunque hasta ahora no habia énsado que podria ser algo bueno D:)

Anónimo dijo...

lo ke mas me llamo la atencion es de donde consigues ese preciado clonazepan?

Noemí dijo...

A través de una receta retenida de tan preciado psicotrópico que necesita gente con un tanto de esquizofrenia e insomnio como yo.

Anónimo dijo...

jajaj somos 2, yo por crisis de paniko clonazepam es mi precioso, lo malo.. adictivo. lo bueno hace bajar de peso y kita la ansiedad uuuuh como lo extraño xD