ConcheMImare

Miro.
Apenas,
como pidiéndole permiso al resto...
Lento,
en realida no quiero mirar...
Los ojos no lucen colores hace semanas,
¿para qué? ¿si cada respiro es un sollozo?

Me he encontrado con mi cara en el espejo
con los ojos hechos dos líneas sin párpados,
de todo lo que no duermo,
de todo lo que lloro
o de todo lo que fumo...

¿De qué me sirven este par de ojos ?
¡Si no quiero ver como no se ve esta pena!
Porque no es cansancio,
¿Me conocí de ayer acaso?
¡Es pena conchetumare!
¿Alguien se lo puede decir?


Quizás ella tampoko quiera tener ojos,
por eso se apura en la mesa
y no me mira ni al ofrecerme el azúcar,
de otra manera no me lo explico...

Son millones de kilómetros que me separan de ella.
Y está aquí.
Frente mío tomando su té.

Si supiera que hace unos días estuve la medio día llorando
y el otro medio borrá pa' no pensar en ella...
¿Que diría?...
Se burlaría de mi, como siempre,
ocultando su propia debilidad.
Pero no lo sabe,
porque es mío,
y no quiero que tenga nada de mi,
ni siquiera el derecho a saber de mi pena,
porque es mía,
¡más que ella!
Si. Mi pena es mas mía que mi madre.

Y actúo,
y no contesto bien,
y ya no comento las noticias,
y apenas como,
y ya no río,
y ella me quiere hacer creer que me cree,
y yo no le creo,
porque así como mi pena es mía,
ella tiene un orgullo más grande.
Y si. Es más suyo que su hija.