Secuelas en los ojos

Aprendieron a descifrar
códigos en los otros,
a distinguir
entre el osado, el tímido y el honesto.
Creyeron tantas mentiras
que se sintieron tontos, se deprimieron,
se taparon bajo los párpados,
tímidamente se asomaron entre las pestañas
y cuando salieron de nuevo
se juraron no volver a ser tan ingenuos,
sellaron el pacto
con un pestañeo lento y profundo,
luego de éste se prohibieron mirar atrás.
Hoy son ateos,
endurecieron el mirar como águila,
oscurecieron sus colores como demonios,
arquearon las cejas imponiendo distancia,
por ende,
no se fían de casi ni un par.
Entendieron que escasean los ojos transparentes
les dolió mucho ver que así funciona el mundo,
y quisieron no verlo más.
Lloraron tanto
que el lagrimal amenazó con demandarlos,
se obligaron a ser fuertes,
"es mejor así"
concluyeron unánimamente
mientras se armaban de valor entre pañuelos Elite.
Se maquillaron
y se permitieron recibir miradas turbias
y contestarlas más sucias aún.
Regalaron guiños y brillos,
pero no se quedaron a ver más,
la misión era conseguir,
consiguieron y se fueron.
Lograron inquietar a desconocidos
y a conocidos desconocidos.
Atentos a lo que sucede
pues ya nadie los cuida,
maltratados y achinados por la yerba
se ganaron un derrame regalón que visita Clarimir,
cegados por alcohol
ven cosas que no registran.
Aprendieron a sobrellevar mi insomnio,
a vivir eternamente cansados y pequeños,
a veces disimulan la ambigüedad de cosas que hablo
así como otras veces no logran ocultar cosas que callo.
Hoy miran pero no están ahí,
devuelven miradas pero tampoco están ahí,
algún día se harán dóciles de nuevo.