domingo, 30 de octubre de 2011

Por reírme tanto



- ¿Dijo lo que acaba de decir? 
- Sí, lo dijo. Pero como si fuera broma.
- ¿Por el tono dices tú? 
- Uhm, sí... 
- ¿Sí? 
- Osea, más que nada, porque no podría decir eso en serio, así como si nada... Creo.
- Pero ¿Es broma? 
- Eso quiere parecer al menos. 
- Pero lo dijo... 
- Sí, cada palabra 
- Osea que ¿lo piensa? 
- De cierta forma, sí. 
- ¿Me lo dice para que sepa que lo piensa? 
- ... O es sólo una broma. 
- Veo... ¿Cuál es el motivo de bromear? 
- ¿Hacer reír? 
- ¿Y si no rio?.. Porque no estoy riendo. 
- Bueno, hay malas bromas. 
- O... es una verdad encubierta. 
- También. 
- ... Una verdad que no es graciosa. 
- Para ti. 
- Claro. Además, yo no bromeo... Quizás por eso.
- Por eso no las entiendes. 
- Qué terrible. ¿Soy tan seria? 
- No... Pero estás en un intento que sí lo es.
- ¿Me estoy poniendo grave? 
- Más o menos. Pero está bien. Digo, ya era hora. 
- Sí, pero... ¿Tan vulnerable quedé?... Es como bromear a quien ha perdido la memoria y no sabe quién es. Todo puede ser cierto ¡Y como saber! Digo, al final ¿Quién es uno: su pasado o su futuro?.. Es uno de dos, no puede ser ambos. Me confunde el espíritu... ¡Imagina lo frágil! ¡Una simple broma!.
- Es momentáneo. En serio.
- Ojalá... Sufro de paranoia severa aparte, ¿sabías? 
- ¡Como no voy a saber! 
- Cierto... No nos gustan las bromas. 
- Por ahora, no. 
 

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