Prendía un cigarro negro por hacer algo mejor que gritar. Quizás por primera vez en sus veintitrés años una fiesta de viernes por la noche le parecía un domingo en la tarde. No por lo aburrido ni mucho menos por lo tranquilo, sino por la sensación de final y principio. Su fiesta le era nostalgia desde ya. Cada invitado se le deshacía en abrazos y buenos deseos para el viaje sin aparente retorno a Tumbalí. A todos los presentes, más antes o más después, les contó la misma versión; una beca, piso barato y dinero ahorrado. Lo cierto es que lo más cierto casi nunca se cuenta, menos si humilla. Tenía motivos para callar, sobre todo cuando los “The Clash of the Thoug'z” sonaban tan fuerte. Para ella nada más retumbante que el nombre Lumián. Ésta vez, mejor, ni lo invitó. Y es que aunque fuera viernes por la noche pareciendo domingo en la tarde o lunes por la mañana con pinta de jueves anocheciendo, él fue siempre igual: jamás llegó, ni siquiera cuando la conoció. De eso se daba cuenta hoy; no hubo un ayer. Así que tomó su celular lleno de mensajes que no le envió y lo ahogó en un vaso de vodka lila que luego se empinó jurando volver en un año más.
miércoles, 14 de abril de 2010
No vino ni se fue
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1 comentario:
Hola Noe, te vengo a arrendar :O!
cómo va todo? emmm... bien?
bueno loquita, shoo te dejo un beso y me voy porque tengo un sueño enorme... En cualquier momento charlamos tía.
adeou
ahh todavía tienes el cassette! woow, genial :)
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