El piojo del porte de una nuez
incrustado en la cabeza
vomitado por mi ombligo
entre risas de hienas
indolentes bastardas
lamiendo la rata enana
que cuelga de la taza.
La pantalla proyectada en la nada
me hiela la cabeza y la verborrea
da cuenta de la locura tácita ¡Y no es!
¡Y ya que sea de una buena vez!
Que maldita pretensión tienes, lúcido destino;
infeliz pesadilla ex paraíso...
Las perras tienen más suerte
qué sabe la muerte de la muerte
y los cables de la luz sobre la luz
el sentido se lo llevó y hay nada
desparramado por todo el aire
cortando los segundos sin tiempo porque
sueña tu insufrible vida
y muere en el ingenuo intento...
Más real que lo real
que el sable
que la herida
que la sangre
que me lleve también
a otra certeza
porque nada aquí alcanza a nada...
Vive siete días y muere setecientos...
Dejen de llorar problemas con soluciones
estúpidos corazones sin muerte...
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