miércoles, 13 de abril de 2011


Mamá no quiere que siga bebiendo cuando tenga pena. Le explico que sólo quiero dormir bien. Un cuarto de litro de vodka puritano para mi sola, era obvio que se alarmaría un poco, sobretodo si era noche de domingo. Me dijo que no quiere que me acostumbre a solucionar así mis problemas y mis últimos siete años de vida se descueraron de la risa, pero me callé. No hay necesidad de que sepa algo que no entenderá como es. Lunes a las dos de la tarde, ebria, aún, y tan drogada que no podía ni hilar dos frases. Daba lo mismo porque la pensadora funcionaba increíble, por dentro todo era un enorme caos de ideas en incubación. Cuando más despierta me siento, más dormida parezco. Me vestí super mal, en el sentido de incómodo, pero me di cuenta estando en los patios de la U y daba lo mismo. Han pasado y seguirán pasando tantas cosas en mi trágicómica vida, que el asunto de la ropa termina siendo un estorbo. Debería vestirme de un solo color o algo así, para tener que elegir menos y en menos tiempo. No es que me afane tanto mi vida, menos el tiempo, sino que si usted, señor lector, viviera un tiempo en ella, entendería que exige mucha atención porque es surrealista. Me pierdo tan rápido que no alcanzo a darme cuenta y estoy en otro país, así, en diez minutos. Más encima, hace poco creí descubrir -en un intento de averiguar en qué momento todo se me cae - que broma que tiro, la vida va y la hace real y no le sale nada de chistoso. Resulta terrible porque cuando todo está negro, lo vivo bien negro, como corresponde y luego para salir de allí, me río de lo que pasó, porque siempre tiene algo de absurdo, entonces voy y digo más tonteras y al rato viene la cuenta. Es de verdad increíble que todo me salga mal por querer hacer las cosas bien. Aunque el real problema es que mi juicio casi nunca coincide con el del entorno y eso que no es un juicio enfermo, tampoco dañino, lo sé, es solo intrincado y resulta siempre todo tan como no tenía que ser... No debería esforzarme más y debería entender porqué Pessoa, afectado también por Mercurio, prefiere mirar la vida avanzar... ¡Pero es que incluso, cuando reposo viene el drama a buscarme Don Fernando! Siempre. No niego que es entretenida mi vida, no sé hasta el día de hoy lo que es estar aburrida, y ser mi amigo lo debe ser bastante más, porque se ahorran ir al cine y los saturo un rato no más. Pero yo estoy aquí conmigo todo el día, todos los días. Peor, no sé callarme la cabeza, entonces ni descanso. Hace no tanto, estaba almorzando, luego de muchas horas drogada en donde no me pesco el cuerpo y cuando lo recuerdo, lo agradece, entonces la comida me parecía exquisita y había hablado tantas cosas que estaba realmente agotada y sucedió algo impensado... Me quedé callada y vi pasar a la gente y no pensaba en ellas, sólo estaba ahí y comía, incluso la salsa tropical que sonaba a lo lejos me parecía que estaba bien. Pasaron unos minutos y me di cuenta del silencio, entonces se acabó de inmediato. Pensé que así acostumbra a vivir la gente que no tiene un loquero en la cabeza susurrándole cosas día y noche, y pensé que deben ser felices. Entonces me sentí avergonzada y culpable por mi afán de hacer que los demás piensen, lo que sea, y meterle ideas en la cabeza, perturbarlos siempre. Pido disculpas públicas por primera y única vez por este motivo... Ese mismo día, horas después, un estudiante de filosofía me hablaba sobre el cambio, que tenemos que hacerlo nosotros (la gente que estábamos ahí), que todas las personas lo están buscando y yo pensaba que en verdad no porque me acordaba del almuerzo y comenté que la gente está feliz con sus papas fritas y su tele y su carrete de fin de semana o la afición que tengan. Sin embargo su interés era loable, como el de todos los humanistas, pero ese día yo me sentía humana, no humanista. Creo, sin duda, que deben existir todos; Los que simplemente viven, los que viven harto, los que se matan por vivir, los que se mueren sin vivir. Lo único que yo les diría es que sean ellos mismos y no tengan miedos (esto es para usted, quien sea). Todo lo demás que hagan como quieran... Es maldito que siempre tenga algo que decirle a cualquiera, pero conmigo misma no es fácil. Primero porque mis amigos nunca saben como aconsejarme y los entiendo, siempre es complejo y segundo, porque me tengo que hablar estratégicamente, con poemas, canciones, dibujos, sino no hay soluciones. Pero ese es mi problema, no el de mis amigos, y tengo varios, de chiquitita. Varios problemas, digo. Lo bueno es que tengo historias y conclusiones pa' tirar a la chuña, y a la gente le sirven, pero de verdad ya me estoy enojando. Y cuando me enojo con la vida, bebo. Cuando bebo, la cagó, pero no importa. Ese desentendimiento de mi misma, es mi tarde de domingo. Me río de todo, hago el ridículo, acoso a la gente, beso a algún niño - porque lúcida ni se me ocurre, en serio - y me relajo, ah, y después duermo como un bebé, ni me entero del insomnio imbécil que me hace de pareja todas las noches... He intentado dejar de beber un centenar de veces porque suele ser un acelerador de precipicios, pero siempre he vuelto. Sin embargo, lo seguiré intentado. Voluntad tengo, de hecho,dejé de fumar, el 21 de Marzo. Deseo alguna vez tener una paz suficientemente estable para no tener que necesitar vacaciones de conciencia. De verdad que sí. Pero como que no hay pa' cuando. Esta vida de verdad me enchucha a ratos. Y si no relato los porqués es porque no estoy para el morbo de nadie, pero deben saber que no miento ni exagero. Osea, cuando me largo a contar la vida, porque en versos se miente la realidad, no porque sea mentira, sino porque no es la realidad, y por eso me gustan más. Amo sin remedio lo irreal. El arte, el amor, la música, las letras, las drogas, los sueños, el vodka de anoche, etc... Todo lo que amo me llena a tal punto que mi vida se vuelve incompatible con la vida. Entonces no llego a clases, o jamás a la hora, no duermo, no como, no descanso, no hago trámites, no riego mi planta, no saco al perro, no sé que día es, no sé en qué calle estoy, no se puede confiar en mi para ni una cosa que tenga que ver con algo que exista en el mundo ordinario. Es terrible en verdad. Me saturo siempre, lloro bastante y me baja la presión cuando lo hago, pero lloro de puros sentimientos bonitos, menos cuando lloro porque no entiendo lo que pasa. Lloro de feliz, de amor, de odio porque amo, de risa, de amistad, de paz (cuando la tengo, la valoro como a la visita más querida). Últimamente he llorado bastante de auténtica tristeza, porque estoy de duelo, el peor duelo, y no hay vodka que lo olvide, aunque lo de anoche fue por él... Y nuestro amor que no sabe sino odiarse porque es gigante y peligroso. Pero esas son otras historias que se escribirán en unos días o en semanas, no sé. Cada cosa a su tiempo, dicen. El problema es que yo no entiendo al tiempo, ni a las cosas. Y ni hablar que me entiendan a mí. Son las cinco de la mañana. Debo despertar en tres horas y tocar magníficamente Let it be frente a la profesora Susana, con los dedos bien curvitos sobre las teclas y una sonrisa de aprendiz. Toda la vida quiero ser aprendiz. En mi vida quiero ser aprendiz. Cuando sea grande quiero ser aprendiz. Ahí sí.

2 comentarios:

☠Javiera☠ dijo...

La vida es demasiado extraña, este último tiempo sobre todo... y extraño es poco mas encima...
Besote!

Anónimo dijo...

no sé que poner referido a lo que escribiste pero me gustó, espero estis bien? no sé, cuidate.
Saludos!