La brecha entre lo que se cantaba a gritos y lo que se pensaba con recelo
dejó entrar dudas que no supieron hacia donde crecer
y de a poco no importaron más, porque el corazón creyó y fue sentencia...
Pero mañana, la brecha caerá en el espectro visible cuando lo onírico despierte
y entre el sol por las pestañas alertando un batallón de verbos,
entonces, por si acaso, mataré mis últimos besos en tu boca.
La brecha de los juicios y voluntades de cada quien
caerá desde y sobre el sentimiento,
que aunque presente, constante y mutuo,
amanecía, atardecía y anochecía distinto allí y aquí.
La brecha, quiero creer, no existe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario