sábado, 4 de junio de 2011

Cuando se escuchan cuervos

Entre célula y célula un fluido negro une imágenes, antes inocentes, antes advertidas, antes pero nuevas. Los supuestos son siniestros. Qué clase de esencia maldita es estas cuencas que se me hunden. Encima, las personas, recordándome, interrumpiéndome, interrogándome. Tareas de matemáticas. Las quemo. Me declaro incapacitada para vivir. Quiero mi  pasaje gratuito a una hibernación junto al certificado de nacimiento. Hasta el columpio marea. Robemos dos millones del cajero y escapemos al sur. No me vayas a  fallar, nueve en punto. Es la dependencia de tener un espejo de cuerpo entero y un reloj sincronizado. Déjame creer por siempre que me besarás después del vómito si comemos del mismo plato.

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