domingo, 25 de septiembre de 2011

Ombligo sucio



Los espíritus están por allá
En los rituales africanos
Y está bien que hayan palmeras en Santiago
Y está bien creerle a todas las pantallas.
Los botones del joystick combinados
mataron a la Paciencia, para siempre.
Hijo 
Yo pagaré tu educación,
Yo pagaré tus ansiolíticos
Yo pagaré tu fianza
Pero por favor 
Ándate a tu pieza 
Y sal cuando te vayas a tu propia casa.
La sobremesa llora 
sobre una bandeja con migas y ketchup.
El Honor 
es un cuento del cine
de seniles, de orientales. 
Nada más lejano.
Y bien cerca huele mal.
Sotanas salpicadas con semen
¡Por Dios!
¿Donde denuncio a la policía?
Los doctores matan
Las parvularias corrompen
Y los gobernantes, bien.
Mienten humanidad. Cumplen.
Nadie podría confiar en ambiciosos de tal envergadura
¿O sí?
La vocación tiene connotaciones siniestras
No falta interés.
Así va
El que cumple es retrasado 
Nadie gana siendo bueno 
Mira lo que le pasó a ese tal Jesús.
Ahora cada quien es su abogado 
¿Será por lo del juicio ese? 
No.
Cada quien es su juez también
Seis mil millones de excusas.
No hay criterio
No hay unión 
No hay género, pero
Las mujeres no saben 
Si ser macho o maniquí
Porque ser mujer es un atrevimiento
Que siempre alguien deseará castigar.
Y los hombres no saben 
Como ser algo más que un hombre
Porque ya que son hombres
-en el sentido más vulgar- 
Quieren más.
Quieren tener y tienen 
Pero necesitan perder o doblar.
Quieren ser queridos 
Sin querer a nadie
Dan y no dan
Abrazos insípidos
Besos que mueren antes de estirar los labios.
Y ahora, además 
Siempre puedes adelantarle la muerte a cualquiera 
Y estará bien 
Mientras te haya jodido lo suficiente, 
Estará bien
Y si ya la vida te hartó
Está autorizado el suicidio
Incluso en grupo
Para que no se note el vacío
Hacemos un salud y botamos el humo
En forma de corazones.









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