lunes, 21 de junio de 2010

Episodio rojo



Su cuerpo no me dejaba mover sino hacia él. Absolutamente querida, tibia y perturbada le dije:

- Si no sigues, me voy a morir.

A lo que él sin poder moverse sino hacia mí. Absolutamente querido, tibio y perturbado me dijo:

- Tú te vas a morir, pero a mí me vas a matar.

Entonces, como dos suicidas, nos movimos el uno hacia al otro. Absolutamente queridos, tibios y perturbados.

- Si de cualquier forma hemos de morir, te regalo mis dos últimas palabras- le dije en dos palabras. Y morimos.


No hay comentarios: