lunes, 6 de septiembre de 2010

La amenaza


- Ya ¿Por qué estamos aquí, querido?

- Y yo qué sé.

- ¿Cómo que "y yo qué sé"?

- Y yo qué sé poh, tú nos trajiste aquí.

- Sí, pero quiero que me digas tú el porqué estamos aquí.

- Ya... Si sé.

- Yo conduje el auto hasta este acantilado, pero tú nos trajiste aquí.

- No quise que fuera así.

- Pero así lo hiciste. Gracias a ti no pudimos estar juntos ni tampoco separados... Se acabó... ¿Quién salta primero? ¿Cachipún?.. Al que salte segundo lo van a acusar de homicidio y posterior suicidio, pero ya daría lo mismo ¿O lo terminamos romántico y saltamos de la manito?

- ¿Tienes que ser siempre tan pesada?

- ¿Tienes que alargar siempre todo?

- ¿Puedo decir algo antes?

- ¿Ves? Aquí vamos de nuevo.

- Es que tengo algo importante que decir...

- ¡Ah! ¡Al fin!

- Sí, osea, mas bien, tengo algo que preguntar.

- ¿Que si te amo? Mucho, pero me cansaste.

- No, no es eso y córtala con la tensión porfa'.

- Bueno. Habla luego... Quiero que estemos muertos antes de que amanezca.

- Ya, yo... Te quería preguntar si... Si en vez de saltar no querrías mejor casarte conmigo...

- ¿Es broma?

- No...

- Te volviste loco.

- Sí. Y tú también... Respóndeme... ¿Te quieres casar conmigo?

- Sí.

- ... Maldita.

- Maldito.





1 comentario:

misscapricce dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJA