viernes, 17 de septiembre de 2010

El año que no llovió en Septiembre

Papel en mano decido que debo empezar a sacarte. Esta noche hay una selva en mi ventana. Me ahogo, pero hay lápiz, tabla del barco hundido. El amor que hoy no ves se caerá sobre ti mañana cuando yo camine liviana. Todo esto si consigo dejar de recrear el mañana que recorté del papel que rasgaste antes. Me canso de intentar controlar los escenarios que me pintan las canciones. Los puntos medios los desconozco. Cuando comienzo a creer que no tengo corazón, me arrebata una taquicardia que me hace llorar sangre sobre el desayuno por tres minutos. No lo evito, hace años comprendí que soy como yo. Lo nuevo es taladrar los signos de interrogación para no perforarme el cerebro cuando tus verdades nada responden. Se vio fácil cuando cerré la puerta diciendo que nos calláramos porque ya daba lo mismo, pero no te engañes. Después del umbral todo siguió siendo importante, pero ésta vez tiré las llaves lejos de mí, a ver si quizás las encuentras. No lo espero o eso se supone. Desconozco cuánto tardará sacarte porque no sé hasta donde entraste. Y tú menos. Esta es mi eterna pena, ya con máscara de condena; invado en silencio de primavera y no lo notan hasta los gritos de invierno. Por mi parte ya guardé tu foto entre los cubiertos de la cocina para que no se note, y es que, como dice Calamaro: entre recordar y entre olvidar, me quedo con las dos cosas.

1 comentario:

misscapricce dijo...

Eris tan seca noe, me identifico tanto leyendote!
te mando un abrazo enormeeee!!!
y..feliz 18! (K)