sábado, 23 de octubre de 2010

A Mor


Esta noche
me caigo del columpio y corro hacia ti.
Necesito que sepas que lloro
porque soy inmortal.
Oh, y no es menor.

Sucedió después de que dijiste;
Tengo los pies en la tierra,
me solté un rato de ti.

Muestren lo que muestren mis huellas,
es éste el amor, no antes.

Éste,
que se parece al universo,
al vacío
y al todo.

Dentro de mí ya no cabe.
Ni el agua
y lloro.
La luna me sube las mareas,
inundo todos nuestros recuerdos de estrellas.

Eres por siempre la Noche.
La oscuridad, la pasión y el silencio.
Eres mi lugar favorito
después del columpio.
Soy esa Niña,
he vuelto a ser ella.
Gracias a ti.

Las sonrisas más dulces que han hecho mis labios
nacieron en tus ojos
y sé que me dirías lo mismo.

Es tanto lo que callamos.
Cuando te apareces en mis sueños,
me confieso apenas te veo,
aunque cuatrocientas noches te lo gritan,
me lo gritan,
nos lo gritan.

Y no somos sordos.

Lo nuestro no pasea por el mall
un domingo por la tarde.
Lo nuestro se queda indeleble
en un libro escrito a mano.
Nació y se hizo parte de la naturaleza,
de la materia,
que no muere y sí se transforma.

Cuando muera
mi cuello y mi cintura
te seguirán visitando
y tú
seguirás haciendo proezas en mi nombre.
Oh, y no es menor, a mor,
no es menor.

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