miércoles, 27 de octubre de 2010

Sombra de mi sombra


Quédate con mi sombra,
presencia grata, ingenua del tiempo.
Quédate con ella y cántale
versos que flotan sin tocar el suelo.
A ella no le molesta,
carece de sangre y sudor.
Hazla sonreír con mis dientes
cuantas veces quieras.
Te la regalo.
A nadie más le sirve tanto.
A mí me sobra,
como la lengua sin tu boca.
Quédate con mi sombra,
a ella le basta tu luz
que me dejó ciega
y con las manos sedientas
de encontrarte
y ahorcarte
entre mis piernas.
Quédate con mi sombra
y deja que me hunda en oscuridad
como un susurro que se aleja a medianoche.
Te la doy porque me canso
de luchar contra tu amor por ella.
Quédate con mi sombra
y tengan hijos que nazcan muertos.
Entonces, recién,
te acordarás de mí.








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