miércoles, 13 de octubre de 2010

Vuelo 01

Me encanta que la pieza esté desordenada y que suenen mis audífonos tirados en el suelo. Me gusta estar drogada, me gusta mi pelo accidentado como la cabeza. Me gusta de una manera anormal estar pensando y sintiendo tan fuerte a la vez, que se desborde toda mi alma hinchahuéas (me detengo y no puedo teclear) me doy cuenta, que caigo a ratos, en seria locura y me asusto un poco. Después se me olvida. Si voy y pienso algo en este momento es porque de verdad me importa, en lo más hondo, eso que la ciudad y su vida me esconden. Cuando se calla, reparo en cuan rápido avanza mi vida y la voy entendiendo de a poco, cada vez que puedo otro poco, y a veces tardo tanto que me encuentro con gigantes en la esquina. Pero les doy cara y gano. Embarao, yo te di la vida, yo te la quito, pá, eray. Después me cuestiono y trato de entender, otras veces ni me entero que me tiene que importar. Otras, caigo en paranoias hueonas como ahora que un hombre robaba en mi casa con el martillo del caballero de al frente que vi cuando salí a mirar qué era ese ruido. Me encanta que la pieza esté desordenada y que se desborde toda mi alma que ya saben como es. Hago malabares mentales que me hacen cosquillas, este es mi único deporte. Pero podría ser una grácil bailadora, me enteré el otro día, mirándome en el vestido con sudor de otra. Me he llegado a conocer tanto que me da asco y me amo. Y falta tanto de las dos aún, que quizás, como dijo un señor, me volveré loca cuando me termine de encontrar y un día ya no los reconozca más a ni uno de ustedes. Desde ya les cuento que de pesá me gustan los cigarros de puta, esos Slim de menta, que valen cien pesos afuera de la biblioteca central de la Usach, llévenme unos, déjenme seguir siendo yo aunque un día ya ni lo sepa. El velo de la droga me embellece. Yo no le creo a ninguno que no necesite droga, con otros nombres, drogas que ni siquiera aclaran, y por si fuera poco, yo, la mía, no la necesito. La amo y para que nuestra relación siga siendo amor debo tenerla y no tenerla. Entiendo de pasiones como el odio, pero porque primero supe amar, y lo hago, a veces creo que no, aveces subestimo todo lo que tengo, lo que soy, lo que siento, todo. Y me subestimo por una sana autoestima desde que supe que tenía. Tengo fe en mí siempre, por que es necesario y porque es necesario. Si comparto esto es para mí, me gusta entrar a escribir y leerme días después, es como otra persona, nadie me cree que mi vida va rápido hasta que un día ya no me ven más. Las cosas me afectan y un día ya no, es natural, pensé hoy al cruzar la calle sola y un amigo recordar cuando pedía que me dieran la mano. No recuerdo en qué momento dejé de hacerlo pero lo hice, de verdad me escucho, a veces creo que no como el día que pegué en mi velador el dibujo de un hombre que mira muy feo y me revisa la conciencia. Aún está allí. Lo que no rinde es el miedo a la venganza del pasado ni a nada en realidad, rinde el amor, como sea, siempre, en todas sus formas, rinde amar, así, sin límite, tiempo o espacio, como este, tuyo, que me hace rendir. Yo espero en cada frase provocarles, no contarles, aunque para lograr lo primero tenga que hacer lo segundo. Si los tuviera en frente les sonreiría con los ojos y el cuello si eso les hiciera abandonarse de ustedes y mirarse en mí, llevarse un riñón y marcharse, una hueá así son mis profundos y retorcidos placeres como escribidora de la escritura que debe despabilar e ir a compra el pan. Fui.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta lo que escribes.. a diario (te) leo.. que estés bien
saludos.

Anónimo dijo...

saabe ;)

Noemí dijo...

Muchas gracias por llevarse mis riñones.
Saludos!