sábado, 1 de mayo de 2010

Azufre y alquitrán


El infierno lo conoces, arde y ahoga. Un ejemplo: Aspira. ¿Cuándo has sido prudente?, más lejos aún está el cuerpo y sus necesidades y ya inalcanzable una vida sin muerte. ¿Qué es el cuidado? ¿Cuidado de qué o para qué? Aspira. ¿Sientes cómo te quitas de ti? Lleva años, ¿pero si te dijera que ya llevas los suficientes y este es el último día?... Lo sabía, sigues aspirando. Te sobra y molesta todo lo que hace bien, eliges todo lo que hace mal sin siquiera pensarlo. Eres consecuente, peligrosamente consecuente. Aspira más fuerte. ¿Te molesta? Tose. Aspira otra vez. No botes, aspira de nuevo. ¿Ya no quieres? Bueno ¿te matas o no te matas? Ah... claro, el límite. Aspira. ¿Sientes cómo te complace el daño? Si no existiera la forma de matarse la inventarías. No quieres ser inmortal, quieres ser mortal y tentar a la muerte, cada día, hasta que llegue. A ver quién puede más. A ver quién puede prohibirte lo prohibido. A ver quién dice que encuentra su paz negándose al placer ¿Y si tú paz está en el infierno? Aspira, el infierno eres tú.

3 comentarios:

Zorrooo dijo...

Claro, el límite.

Anónimo dijo...

si lees esto, buy bien.
me puedes dejar tu msn aquí mismo por fa. Tengo que contarte cosas.

Noemí dijo...

¿Y puedo saber quién me quiere contar cosas?