miércoles, 12 de mayo de 2010

Tengo una cita cuando llueva.


El bochorno del cielo nos recordará ir por el abrigo. Ahí viene. Y a la paz, otra vez la trae la locura de lo profundo creyéndolo eterno, otra vez un zumbido abatido por un golpe botando los dados.La escenografía nos mimetizará de adversión cuando nos inundemos. Desastres naturales que pintan nuestros paisajes. Nadie nos ve nunca. Un manto que es la puerta de tu cama, que es la oscuridad y el silencio, que es las horas muertas tan vivas. Y cuando venga el mar inverso cayendo en hilitos, creeremos que estamos protegidos contra todo aquello que ojalá fuera nada. Quizás en ese momento te dé este beso que me trago justo ahora. Te diré que he querido dejar de ser mía y no me haz dejado. Y que sin embargo podría quedarme aquí, a tres centímetros de tus hombros. Te contaré que tu nariz no siente vergüenza con la mía cuando detalles no saben de día ni ocasión, sino que son fondo y forma de todo lo que hay entre tu nariz y la mía, entre mi nariz y la tuya. Te pediré que me alivies la carga de tu equipaje, hemos viajado bastante y, por ti y por mí, parece que ya no regresé. Por último te advertiré, cuando esté a punto de renunciar, que no iré a lugar alguno sin saber como es esperar en tu compañía.

No hay comentarios: