sábado, 19 de marzo de 2011

El Edén queda en el patio


El sol atraviesa mis vellos convirtiéndolos en hileras de diminutas partículas de vivos colores mientras el cielo raso ondea en impecable celeste como el fondo de una piscina. Las hojas más altas de un árbol avisan el viento y regalan una sombra salteada e intermitente, llena de bondad y belleza, más bella que cualquier pintura de la sombra de un árbol, porque es la sombra de un árbol.

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