miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bullying


- A ver, cuál es su problema señorita Noemí... ¿Por qué me contesta así?

- ¿Ah?.. ¿No sé? Yo le estaba hablando del trabajo...

- No no, pero su actitud hacia mí... Como distante, no sé, dígame, ¿cuál es su problema?

- Ella es así profe - dijo una compañera - Es su actitud siempre, en la vida.

- Profe, si usted me cayera mal; no le hablaría.

- ¡Ah!... ¡Chuta!.. Ta' bueno saberlo.

- Debería saber más. En realidad tuve que haberle advertido de alguna forma que mi actitud suele ser de mierda como aclara mi compañera, sí. Pero más preciso sería puntualizar que en este caso se agrava porque su ramo es más mierda, yo sólo me pongo a tono. Bueno y lo otro, si le hablo es porque no me alcanza a caer mal, verá; creo que a uno le cae mal la gente cuando le importa y usted no me puede importar menos, pero no es personal, por favor. Yo sólo tengo problemas incorregibles de transparencia, pero aquí todos piensan que venir a esta clase es una pérdida de tiempo terrible y sería bueno que se hiciera cargo de sus malas cátedras. Lleva un mes pasando la misma materia y supongo que no creerá que no nos hemos dado cuenta. Bueno, quizás sí. Usted y su patudez no dejan de sorprenderme. Pero le insisto, yo le estaba hablando del trabajo, porque un asunto es que no sea la alumna que ustedes - los profesores con mentalidad de colegio que no me explico como llegan a ser docentes universitarios - quieren, porque no le tengo ni un miedo a su poder ni a su opinión, y el respeto, de mi parte, deberá ganárselo con buenas clases y nunca de otra manera. Y otra cosa muy distinta es que sea mala alumna. No lo soy, entonces ¿no me hinche las hueas, que no tengo? Con todo el respeto que me merece el que usted también sea mujer.





*El último párrafo no lo alcancé a decir
porque golpeé su cabeza contra la ventana.


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