martes, 9 de noviembre de 2010

Calma Niñez


Cuando ya nadie comprenda porqué vistes así,
escondámonos para siempre en mi ropero apolillado.

Cuando tu madre te sople hacia donde no irás,
agárrate de mi cintura y sumerjámonos en el mar.

Cuando hayas matado a un cristiano sin querer,
ven y lo enterraremos en el jardín de mi casa.

Cuando ya no te queden ganas de vivir, como hoy,
piensa que yo tampoco sabría qué hacer si no existieras.

Calma Niñez, que somos dos.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Mary piensa:
"que no se olvide de nosotras, porfavor"

Noemí dijo...

¡Cómo me podría olvidar de ustedes! ¡Qué haría yo sin las niñas! ¡Loca!