martes, 10 de agosto de 2010

Testigo



Sentada en una banca cualquiera,
estaba ella vestida de blanco y negro,
fumando nada porque ella no fuma,
pero si lo hiciera, estaría fumando.

Minutos después llega a la misma banca
un él vestido de negro y blanco,
se sentó a su lado y se saludaron,
entonces ella ya no parecía esperar.

Los veo sonreír al unísono y entiendo
que no se han puesto de acuerdo para combinar,
y es entonces cuando puede que sea verdad
que hay un lazo evidente que ellos no notan.

Cinco minutos pasan y a él le suena el celular,
se pone de pie, por su cara son malas noticias,
camina apartándose de ella, lo espera,
otra vez le asentaría bien un cigarro.

Pasaron cinco minutos y cinco más,
él no regresa y se pierde de vista,
ella cree que, claro, la está evitando,
abandona la banca y va dónde quién sabe.

Al rato regresó a la banca vestida de gris y rojo,
con el ceño fruncido y los brazos cruzados,
él apenas la reconoció y desconcertado
se puso una chaqueta azul y cruzó los brazos también.

No mientas falsos colores y apuro,
ni exageres miedo al abandono, querida,
él se arropó de azul por tu frío,
pero lo veo allí aún, y tú si quieres, puedes ir a cambiarte.



1 comentario:

Sarah dijo...

Gracias por el regalo, en serio.