Sentada en una banca cualquiera,
estaba ella vestida de blanco y negro,
fumando nada porque ella no fuma,
pero si lo hiciera, estaría fumando.
Minutos después llega a la misma banca
un él vestido de negro y blanco,
se sentó a su lado y se saludaron,
entonces ella ya no parecía esperar.
Los veo sonreír al unísono y entiendo
que no se han puesto de acuerdo para combinar,
y es entonces cuando puede que sea verdad
que hay un lazo evidente que ellos no notan.
Cinco minutos pasan y a él le suena el celular,
se pone de pie, por su cara son malas noticias,
camina apartándose de ella, lo espera,
otra vez le asentaría bien un cigarro.
Pasaron cinco minutos y cinco más,
él no regresa y se pierde de vista,
ella cree que, claro, la está evitando,
abandona la banca y va dónde quién sabe.
Al rato regresó a la banca vestida de gris y rojo,
con el ceño fruncido y los brazos cruzados,
él apenas la reconoció y desconcertado
se puso una chaqueta azul y cruzó los brazos también.
No mientas falsos colores y apuro,
ni exageres miedo al abandono, querida,
él se arropó de azul por tu frío,
pero lo veo allí aún, y tú si quieres, puedes ir a cambiarte.
1 comentario:
Gracias por el regalo, en serio.
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